Buscar este blog

domingo, 15 de junio de 2008

Antirracismo preventivo


Peru21 del 14 de junio, ayer. El caso los malditos de Larcomar.

El caso tiene dos coberturas: el editorial del director Augusto Álvarez Rodrich y la noticia propiamente dicha redactada por el periodista Miguel Sarria. El editorial arranca con la indignación en titular: "Malditos (cholos) de Larcomar". El que esto escribe esperaba encontrar finalmente la comprobación de un hecho espantoso de discriminación racial. Falsa alarma. AAR dice "es lo que parece haber ocurrido". Su prueba es la siguiente: "Blanco corriendo, atleta haciendo ejercicio; cholo corriendo: ladrón escapando de la escena del crimen". Supuestamente los capturados que portaban gadgets digitales no podían tenerlos si es que no eran blancos. Es decir, portar gadgets digitales solo podría encontrarse en poder de un cholo vía robo. Ese parece haber sido el pobrísimo y absurdo razonamiento policial según el editorial. Pero AAR no menciona las motos de los detenidos, no menciona la sucesión de los hechos, no menciona cómo así el abogado de los inocentes argumenta que fue una real discriminación racial. Y sin embargo dice "todos los indicios apuntan a que se trata de un nuevo caso de discriminación racial inaceptable". El que esto escribe se pregunta: ¿cuáles indicios? En el editorial apenas se colocó uno: el chiste popular. Quizás los indicios estén en la noticia de Sarria en el interior. Let's see.

La noticia describe básicamente un par de controversias: ¿fue la captura un operativo del Serenazgo o de la Policía? ¿Quién tuvo la responsabilidad de la convocatoria de la conferencia de prensa, el alcalde o alguna autoridad de la PNP? Ninguna mención al racismo. Ningún indicio nuevo. Ningún argumento del abogado defensor de los injustamente detenidos. ¿Cómo así llega entonces AAR a su conclusión choleadora? Vía suposición. Los inocentes fueron capturados porque en el Perú se ha internalizado un chiste. Es decir, no es necesario expresar el racismo en alguna frase como: "mira, cholito, sabemos que eres uno de los Malditos" o "los cholos como tú merecen estar en la cárcel y no paseándose en Larcomar". No. Es suficiente con el racismo telepático.

El caso del periodista Marco Avilés vs La Sede es lo que más rápido viene a la mente como analogía. Frente a una práctica habitual de no dejar pasar a algún parroquiano bajo el pretexto de la "fiesta privada" -cliché universal del mundo discotequero mundial- el periodista asumió que su impasse en la entrada de La Sede se debió a su raza, aun cuando seguramente -el que esto escribe ha ido al lugar y no es ario- dentro del mismo local bailaban personas, para decirlo de la manera más fríamente posible, fenotípicamente similares a él. ¿Se pudo haber tentado otras explicaciones? Sí: antipatía personal, malhumor del cuidapuertas, etc. Con todo, el caso es que Marco Avilés sí llegó a entrar: "¿La chica de mis pensamientos bien valía la humillación? Los hombres a veces pensamos con las pelotas. Mea culpa. No debí entrar a ese antro de mierda." Y la gerencia de La Sede consideró las acusaciones inaceptables.

Hay una nueva corriente, entonces, en la indignación cívica: el antirracismo preventivo que -como misiles lanzados frente a una amenaza percibida como inevitable- invita a los afectados al autocholeo antes de que el choleo se cometa. La denuncia como ataque (que es, a la vez, un ataque hacia uno mismo) es la mejor defensa y, al mismo tiempo, la única prueba exhibida. Está siendo muy efectiva para titulares. Dudo que sea efectiva para eliminar la lacra que dice combatir. Su efecto más inmediato: propagar un prejuicio.


OTROSí: El alcalde Masías se niega a las disculpas públicas. Poca elegancia, poco tacto político, cero compromiso con la ciudadanía. Ya sabrán los miraflorinos por quién no votar en las próximas elecciones municipales. Vayan apuntando.


Actualización 16 de junio: Una réplica a este post de Fabber en Océano de Mercurio.

Actualización 2 de julio: Alcalde Masías se disculpa públicamente. La información en el Útero.

Datos personales

Archivo del blog