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miércoles, 3 de diciembre de 2008

Twitter


Para seguir con la entrevista de HS a AAR (ver post anterior) confieso que se me hizo difícil entender la explicación que el entrevistador dio sobre el Twitter. A juzgar por el rostro de AAR algo similar debe haberle sucedido. Imagino que para algunos el Twitter es algo tan evidente en sí mismo que no requiere explicación. Algunos menores de 20, esto es. Yo no twitteo. Y algunos amigos dicen que estoy en nada. Pero sí sé lo que es. Microblogging lo explica bien y rápido.

Animado por mi espíritu de contradicción ingresé hace unos días al Twitter en plena crisis de Mumbai (en link provisto por el New York Times). No sé la verdad qué esperaba encontrar. La pregunta "¿Qué estás haciendo?" nunca tuvo un twitteo dramático como "preparándonos para ingresar, comandos listos". Solo las explicables frases de solidaridad y muchas otras que no me hacían ningún sentido informativo. Preferí volver al NYT o a CNN.

Hoy en el Washington Post apareció un artículo sobre el Twitter que termina con las siguientes líneas:

How much information can a brain usefully process? What end is served by the random tweets of countless individuals? The impulse to be incessantly in touch can be viewed either as gregarious or as a sign of consuming anxiety. Twittering may be the opiate of the obsessively, compulsively disordered.

Me gusta esa definición. El Twitter es el opio de los obsesivo-compulsivos. Pero dicen que en momentos de crisis es sumamente útil. 

En este link del blog del periodista canadiense Mathew Ingram se discute el tema de la twittología en la tragedia muy brevemente. Los que gustan de subir una ceja frente al entusiasmo juvenil dicen que el Twitter no es una fuente confiable de información (si el blogging lo es poco, habrá que imaginar lo que el microblogging puede lograr para la desorientación). Por ejemplo, en el Twitter se pudo leer que habían atacado el hotel Marriott en Mumbai cuando aquello nunca sucedió. ¿Qué podría pensar un familiar que leyese eso a la distancia? El Twitter es cruel, lleno de ruido o noise.

Ingram no se amilana. Arguye que el Twitter es igual que cualquier plataforma periodística, o sea, un proceso que va afinando y corrigiendo sus versiones. El Twitter, dice, "es un primer borrador de la historia". Al fin y al cabo, los medios tradicionales también equivocan su información. Aplausos del respetable.

Pero Ingram olvida, creo, un par de cosas. Uno: el gatekeeper. Los medios tradicionales se equivocan, sí, pero lo hacen menos. Porque si buscan, sobre todo, confirmar su información, el gatekeeper podría aguantarla. Lo segundo es que en el Twitter es imposible saber cuándo una información está confirmada. Quizás lo más fácil es ir a tu portal confiable más cercano y enterarte. Si con la justa citamos a Wikipedia, citar el Twitter en homenaje a un futuro cada vez más presente sería absurdo.

Pero si usas el Twitter para cotorrear y chismear con tus amigos, pues sigue no más. Alabados los que pueden usar así su tiempo. Amén.

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