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lunes, 19 de enero de 2009

Desproporcionalidad en la red


En las últimas elecciones en los Estados Unidos internet jugó un papel central como nunca antes. Para bien y para mal. Barack Obama pudo recaudar mucho dinero online. Pero el rumor "Obama es musulmán" tuvo, a su vez, una viralidad asombrosa. Si bien es cierto las campañas de desprestigio han existido siempre, internet hace ahora las cosas mucho más fáciles y rápidas. No solo fáciles y rápidas para los cabezas de campaña rivales -en, por ejemplo, una elección-, sino también para los cabezas de chorlito -escoge a tu blogger detestable favorito para llenar esa definición- que originan o rebotan rumores sin pensar, ni confirmar, o deliberadamente para desinformar y engañar. Este es un fenómeno real y aquellos internautas que entran al mundo virtual pensando que hallarán la felicidad deben estar atentos: desconfiar es el primer paso antes de tragarse un sapo gigante. La primera regla -entre muchas- de la desconfianza es la siguiente: si lo dice un anónimo no lo tomes en cuenta. 

De lo anterior se desprende que si no sabes manejar las herramientas de internet hoy -blogs, facebooks (el original y similares), twitts, readers, etc- y quieres participar en el debate público, podrías encontrarte en gran desventaja frente a quien sí sabe usarlas. Me corrijo: no solo hay que saber usarlas, sino también ser lo suficientemente diestro para armar y liderar comunidades de rebote que te respalden. Es verdad: las comunidades te hacen sentir menos solo y es lindo participar y cooperar en la muchedumbre como si estuvieses en un concierto de REM, pero cuando la muchedumbre es una estampida que va en la dirección contraria que tú, lo más probable es que termines aplastado. Los rumores no aparecen por generación espontánea. Son teledirigidos. Hay intenciones y agendas detrás. 

Es vital que los usuarios de internet tomen esto en cuenta. Es prácticamente inútil perseguir legalmente a quienes mienten y calumnian (toma tiempo y es costoso). Es mucho más provechoso, por el contrario, hacer labor pedagógica: instruir en formas más veraces e informadas de pensar y debatir, surfear en la red y separar de grano y paja en webs y blogs. Lo dije antes a propósito de las calumnias de las que fui objeto en Puerto el Hueco -blog que finalmente, al parecer, cerró- y lo repito ahora: mucha de la responsabilidad sobre estar mejor o peor informado recae en el usuario, aunque eso suene injusto. Internet hace las cosas más fáciles en muchos sentidos, pero exige del que vive en él una atención redoblada, un espíritu crítico mucho más agudo, un olfato a prueba de vendedores de sebo de culebra. La información real no está a un click. Está generalmente a diez, cien, o mil.

Se viene la elección 2011 e internet -pensar en celulares sobre todo- jugará su gran partido. Aparecerán nuevos blogs -así como aparecen periódicos o programas de TV solo para campañas- y con ellos una gran cantidad de información teledirigida. Si las lecciones de la campaña de Obama se aprenden por aquí, hacerse de tanques y artillería pesada en internet será de rigor y todos ellos tendrán el envanecido membrete de la "independencia" sobre la superficie. En un comentario en un post anterior desde este blog Enrique Patriau de La República comparaba esta "independencia" virtual con la "independencia" que pregonaba Fujimori cuando atacaba a los partidos tradicionales. El paralelo me parece válido. Los "anquilosados", se repite a cada rato, deben caer frente a los "modernos". Suena bien como eslógan, pero dudar jamás será anquilosado.

Por supuesto, estoy hablando a nivel macro. A nivel micro uno se encuentra cada cierto tiempo con pequeñas guerritas de desprestigio que tienen la "desproporcionalidad" como dinámica, para usar un térmimo manoseado y mal entendido en la guerra entre Israel y Palestina (*).  Si no perteneces a una comunidad y dicen algo de ti que no es cierto o buscan meter la sospecha en lo que dices o haces, en la soledad será muy poco lo que puedas rebatir o "contraatacar" (sobre todo porque no todas las redes sociales son públicas). ¿Se pelea una comunidad contraria con otra comunidad de igual tamaño entonces? ¿Es necesario que te hagas también de misiles de largo alcance?

En realidad, la analogía de la guerra es estúpida, porque cuando el objetivo es entender mejor el mundo o buscar la verdad solo las mafias o las argollas piensan como bando o banda, con sus extraños códigos de lealtad o de traición. Responder el fuego con fuego o aplicar la Ley del Talión es el camino inverso al civilizado. Le toca a los usuarios crearse su propia criba al momento de informarse. Y a los que producen contenido quizá armar una especie de central informativa sobre los distintos blogs o webs de corte político que existen y que, estoy seguro, entrarán en juego: redactar reseñas sobre contenidos podría ser bastante útil, o sea, recuperar el sentido real del servicio público. En esta entrevista, la editora del libro Web Of Deception: Misinformation on the Internet, a propósito de la campaña estadounidense última, dijo: 

Intentional rumors are originated and spread by people intent on getting what they want no matter what the means.

If what the voters want is an honest election, it's their job to use the Web to keep it that way. For every ugly falsehood the Web can carry, there's a way to use the Web to find the truth.

(*) Link de Martín Tanaka.

(**) Por si acaso, la imagen de este post solo quiere ilustrar la desproporcionalidad. No hay ninguna alusión racial.

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