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lunes, 5 de enero de 2009

On bullshit & bullshitters

Este es un regalo atrasado de Navidad -adelantado por Bajada de Reyes- que debió llegar en un combo de regalos youtuberos para los insistentes lectores de este blog. Me incomoda la piratería, pero no detesto YouTube, y solo en ciertos casos ambas convicciones no se excluyen. 

Posteo entonces esta entrevista a Harry G. Frankfurt, filósofo de la Univesidad de Princeton, en la que habla de su famoso ensayo "On Bullshit", aparecido en forma de libro en el 2005 y que tuvo un inesperado éxito. ¿De qué va? Es sobre la verdad, los buscadores de la verdad, los mentirosos y, como una cuña casi camaleónica entre ambos extremos, los bullshitters, es decir, los "charlatanes". Hay del libro una versión en castellano, pero para salir del apuro en este post copio lo que hallé en el "Blog de Raúl González Zorrilla", periodista español. Lo copio porque es básicamente una cita textual del libro de Frankfurt:

El charlatán, dice Frankfurt, “no rechaza la autoridad de la verdad, ni se opone a ella. No le presta ninguna atención en absoluto. Por ello la charlatanería es peor enemigo de la verdad que la mentira”.

¿Por qué hay tanta charlatanería, tanta manipulación de la verdad?. En opinión del autor, “la proliferación contemporánea de la charlatanería tiene también raíces más profundas en las diversas formas de escepticismo que niegan que podamos tener acceso seguro alguno a una realidad objetiva y que rechazan, por consiguiente, la posibilidad de saber cómo son realmente las cosas. Esas doctrinas ‘antirrealistas’ socavan la confianza en el valor de los esfuerzos desinteresados por determinar qué es verdad y qué es falso, e incluso en la inteligibilidad de la noción de indagación objetiva. (...) En lugar de tratar primordialmente de lograr representaciones precisas de un mundo común a todos, el individuo se dedica a tratar de obtener representaciones sinceras de sí mismo. Convencido de que la realidad no posee naturaleza alguna inherente que uno pudiera confiar en determinar como la verdad fiel de las cosas, se consagra a ser fiel a su propia naturaleza individual. Es como si decidiera que no tiene sentido intentar ser fiel a los hechos, por lo que, en vez de eso, ha de intentar ser fiel a sí mismo”.

Como dice el refrán: a quien le quede el guante... 

Este post va dedicado a la persona que me hizo recordar el libro:


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