Buscar este blog

miércoles, 14 de octubre de 2009

Bastardos sin gloria, impresiones después del impacto


HABRÁ SPOILERS EN LO QUE SIGUE ASÍ QUE NO SEGUIR LEYENDO SI NO SE LA HA VISTO.

Antes que nada una confesión: jamás había sentido el orgasmo de lo contrafáctico revelárseme como una auténtica catarsis. Mientras observaba las llamas -y, quienes la han visto, sabrán a qué me estoy refiriendo- tuve el impulso de pararme a aplaudir. Al final, con la aparición de los créditos, también. Según recuerdo, fue la reacción que la película motivó en el Festival de Berlín donde, creo, se estrenó.

Una primera pregunta, derivada del párrafo anterior, indaga por el origen de esa reacción. ¿Aplaudir a qué? ¿Entusiasmarse con qué? ¿Hacerle hurras a qué? Quizás este post le responda al blogger al final. Por el momento, el blogger no tiene idea.

Una segunda pregunta me lleva a pensar sobre la palabra "contrafáctico".

Justamente por no haber tenido experiencias "contrafácticas" como la que Quentin Tarantino imagina es que nunca me he detenido a pensar en ellas. ¿No es acaso obvio que toda ficción es "contrafáctica" porque narra lo que "pudo haber sucedido" y no "lo que sucedió", por más que una ficción esté basada en "hechos reales" o en la "historia"?

Tarantino sitúa Bastardos sin gloria durante la ocupación nazi en Francia, pero su predicamento no parece ser político o con la controversia histórica en mente. Su predicamento es cinematográfico. Y, si se coloca en la posición de un francotirador contrafáctico dentro de su torre de fanatismo cinéfilo con visión de 360 grados -como Frederick Zoller, el héroe de guerra convertido en estrella de cine- es para abolir en dos horas y pico -aunque, bien pensado, en un minuto no más- la factualidad cinematográfica de la Segunda Guerra, los Nazis, Hitler y la persecución a los judíos. En otras palabras: quema los rollos anteriores -los mentales y los de celuloide de nitrato- tal cual fue el plan Shosanna, la francesa judía dueña de un cine, sediento de venganza ficcional. La ficción refunda la ficción tan rápidamente que al espectador (al testigo) no le queda mucho tiempo para pensar. Solo entra en catarsis bajo la sospecha de que algo importante está sucediendo.

Pero corro el riesgo de enredarme si es que no me he enredado ya. Los historiadores sin duda habrán visto cosas que yo no he visto. Y los historiadores de cine mucho más. Para mí la pregunta sigue siendo la de arriba, formulada aquí de otra manera: ¿por qué la gente sale tan animada después de ver Bastardos sin gloria, casi celebrando, con una sonrisa en los labios?

Sospecho que es por los años y años de haber bebido ficciones cinematográficas donde no hubo catarsis respecto de esa narración matriz resumible en "nazis persiguiendo a judíos" o, más abstractamente, "grupo de gente endemoniado buscando matar y desaparecer a otro grupo de gente por ser aparentemente distinto". Las ficciones han respetado tal historia, pero esa historia en el cine no ha tenido catarsis. La reivindicación ha sido, más bien, silenciosa, llena de duelo, a veces majestuosa, como la pieza de violín de John Williams. Pues ahora entra Tarantino y nos recuerda que la ficción es, sobre todo, libre. Le da al judío (léase, 'el perseguido') Danny Donnowitz un bate béisbol y éste empieza a apalear a un nazi ('el perseguidor') con ojos desorbitados mientras sus compañeros comen un sandwich (escena muy incómoda, dicho sea de paso). Junta a los cabecillas del Tercer Reich en un cine y los hace volar en una bola infernal de fuego.

Hay una frase en Knocked Up -una película que es, entre otras cosas, cinéfila- que tenía en mente mientras veía Bastardos sin gloria (y aquí se podrá comprobar de qué tipo son mis referencias). Uno de los personajes dice:

If any of us get laid tonight, it's because of Eric Bana in "Munich."

Era un chico judío hablándole a sus amigos judíos en una discoteca. Se refería a que en Munich de Steven Spielberg por fin se veía a un judío -el personaje de Eric Bana- en modo kick ass. La interpretación quizás sea superficial, porque la moraleja de Munich va por otro lado, pero la intención de recuperar al kick ass jew es obvia: la imaginería del cine ha hecho del judío un resistente silencioso, sin mayor reacción, sin ira. Pero en Bastardos sin gloria la judía Shoshanna ríe maléficamente al final agigantada en un ecran mientras en las butacas la elite nazi muere acribillada y en el fuego. Shosanna es una kick ass jew, sin duda una de las nuevas heroínas del cine reciente.

Otra película de hace poco que tuve en mente mientras veía Bastardos sin gloria es la excelente Valkyrie. Al igual que en la de Tarantino, la película de Bryan Singer relata un plan para matar a Hitler, solo que realizado por insurgentes alemanes, llamado "Valkiria". La diferencia es que Valkiria, fiel a la historia, fracasa y el final de la película es horrendo aunque inevitable: el fusilamiento de todos los rebeldes. La película es enérgica, rápida, veloz, con un Tom Cruise decidido y muy valiente, pero esas escenas finales tienen tal sabor de victoria pírrica -la victoria cinematográfica de homenajear a los rebeldes históricos- que el espectador sale más apesadumbrado que liberado. El giro de Tarantino es notable: en mi universo, parece decir, lo que no fue, será. ¿Es que hay otra manera de zafarse de las camisas de fuerza de la historia, de esa necesidad por una moraleja?

***

Creo que se podría seguir escribiendo infinitamente (y bajo otro punto de vista). En lo que viene solo señalaré algunos momentos que se me quedaron pegados en la retina. Detalles de fan de trivia:

El vaso de leche de Hans Landa. En el universo de Tarantino los personajes crueles y asesinos comen o beben antes de matar. Landa -interpretado por el increíble Christoph Waltz- bebe su vaso de leche con la misma parsimonia con la que Jules Winnfield en Pulp Fiction bebe una Sprite. El reverso satánico del Tío Johnny. También anótese en este acápite su pipa gigante.

Shoshanna sobreviviendo en el sótano. Esto recuerda la historia de O-Ren Ishii en Kill Bill Vol 1. La pequeña futura asesina logra escapar escondida bajo la cama de su madre y es testigo traumado de su muerte, al igual que Shosanna.

La marca en el cuello de Aldo Raine, el Apache. ¿Sobrevivió a una muerte en la horca? Nada se menciona sobre esta cicatriz.

Eli Roth es Donny Donnowitz. El director más famoso de la pornografía gore -la serie Hostel, que me gusta, es de él- logra actuar casi como uno de sus personajes: con total sadismo.

"Si te preguntan por qué sobreviviste diles que siempre dejamos a alguien para que cuente lo que sucedió". Esto le dice Aldo Raine al soldado nazi que deja libre. Es lo mismo que Mickey Knox dice a los que deja libres en Asesinos por naturaleza, cuyo guión es de Tarantino, aunque, como se sabe, nunca le gustó el resultado final dirigido por Oliver Stone.

La escena del bar en el sótano. Es la escena que más me gustó. Larga, tensa, estupendamente bien actuada. Al final Aldo Raine intenta resolver la situación (la "situation") de la misma manera que Jules lo intenta en el restaurante con los ladrones amateurs en Pulp Fiction: apelando al peso psicológico de los argumentos.

El crítico de cine y teniente británico Archie Cox. Este personaje, que muere heroicamente en el bar del sótano, me pareció de lo más enigmático. También enigmática me pareció la escena que comparte con Mike Myers y el sujeto en el piano. ¿Quién era?

Cine alemán versus cine francés. El crítico británico elogia el nuevo cine alemán impulsado por Goebbles. A Shosanna, en cambio, le pesa tener que colocar películas de Leni Riefenstahl en su cine. Con el fin de la ocupación nazi en Francia, ¿se salvó de algún modo también la creatividad cinematográfica y el futuro del cine francés?

Plan Kino. ¿Por qué se llamaba así? ¿A cuál de todas estas referencias apunta?

Lenguas y acentos. En la película se habla inglés, francés, alemán, y una pizca de italiano. Aunque para nosotros hispanohablantes leer subtítulos es habitual, imagino que para el espectador norteamericano que solo habla inglés Inglourious Basterds es todo un ejercicio de lectura de subtítulos. Esto va en relación con lo que dice la actriz Bridget von Hammersmack: "¿acaso hay otro idioma que sepan los americanos que no sea inglés?", una especie de private joke de la película. Por otro lado, es por el acento que el crítico británico -aparentando ser alemán- comienza a ser sospechoso, tan sospechoso como todos esos personajes no angloparlantes de Hollywood que siempre hablan una lengua "materna" masticada.

"Arrivederci". El italiano de Brad Pitt es lo más divertido de toda la película.

La escena más linda. Quizás sea cuando Marcel, el novio de Shosanna, se coloca detrás de la pantalla del cine. Entre él y la pantalla se amontonan desaparramados cientos de rollos de celuloide de nitrato listos para entrar en llamas.

¿Por qué Hans Landa mata a Bridget von Hammersmack? Si su plan era rendirse a cambio de la muerte de Hitler, ¿qué necesidad existía de matarla como una traidora? ¿Acaso quería solo la gloria para él y no dejar todo en manos de una actriz alemana, finalmente la creadora intelectual del plan Kino? ¿Es Landa un misógino?

La mujer y Tarantino. Desde Jackie Brown las mujeres son muy protagónicas en sus películas. Aunque ese ya sería tema para otro post.

Extra:

Quentin Tarantino press conference, Tel Aviv, Sept. 15 2009 from cinemascopian.com on Vimeo.



Actualización 15-10-09:

Peru21:
Reseña de Alonso Izaguirre. Su mayor pero con Bastardos es que hay "abuso de diálogos extensos", que parece ser una crítica más de forma que de fondo. Hay otras referencias a la forma con la mención del "Macaroni combat" italiano y en la frase final: "Bastardos sin gloria es una mezcla de Doce del patíbulo, Nacido para matar y los spaghetti western de Leone, pero filmada con el alma de Jerry Lewis."

Caretas Reseña de José Tsang. Es mucho más entusiasta y considera que en Tarantino "la megalomanía del fan adolescente le saca la lengua a Hitler".

Datos personales

Archivo del blog