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martes, 12 de febrero de 2019

La casa de los eucaliptus

RESEÑA

LA CASA DE LOS EUCALIPTUS
Luciano Lamberti
192p. 2017
Literatura Random House

Hace tiempo que quería leer a Luciano Lamberti. Me enteré en algún lado que Mariana Enríquez, la maestra argentina del terror, lo recomendaba y, picado por la curiosidad, fui detrás de La casa de los eucaliptus. Este libro es la primera incursión en el género del cordobés (Lamberti ha pasado por el Perú, pero no como un escritor de horror) y, la verdad, está muy bien. No logra superar a Enríquez —los ránkings son odiosos, lo sé— pero está cerca. Lo que Enríquez tiene de desaforado y flamígero, Lamberti lo tiene de contenido y riguroso. Se percibe mucha disciplina en esta literatura y por eso estos textos son altamente disfrutables, aunque no produzcan tantos choques eléctricos.

La casa de los eucaliptus es una colección de cuentos, pero Lamberti ha buscado ser unitario creando un pequeño universo de horror con referencias mutuas entre relatos, motivos que se repiten, símbolos transversales que no se sabe si están ahí para explicar o inquietar. Están los espejos, las ventanas misteriosas y, claro, la casa siempre cerca de los eucaliptus, una suerte de arquetipo espacial del terror, el lugar donde suceden los eventos desencajantes o sobrenaturales. Lo de Lamberti va decididamente por el horror fantástico, aunque no siempre desde una misma plantilla previsible. Hay distintos énfasis que pueden recordar lo fantástico del XIX, otras veces lo cortazariano, otras lo maravilloso. 

Cada autor usa lo fantástico, esa violentación de las leyes habituales de la realidad, para sus propios intereses. Samanta Schweblin en Distancia de rescate, por ejemplo, hizo de la contaminación del paisaje rural el origen de lo sobrenatural. Enríquez exploró en Las cosas que perdimos en el fuego, con un cariz muy político, en la marginalidad de la villa del gran Buenos Aires y en la violencia contra la mujer. Lamberti hace de la pequeña ciudad, del ambiente rural argentino, su microcosmos del terror. Es un terreno que los propios personajes consideran una versión frustrada de la gran ciudad, donde se puede oler el fracaso, los sueños rotos y la decadencia. 


Luciano Lamberti
En el cuento inicial, “Los caminos internos”, un médico que lo intentó todo por sobresalir se resigna como médico pueblerino y, mientras maldice su mala suerte, busca con su auto, absolutamente desorientado, a una paciente. De pronto, llega al mismo lugar de su infancia en el que, increíblemente, no ha pasado el tiempo. El protagonista cabalga entre la sorpresa y la aceptación medio ensoñada de la situación, busca a sus padres ya fallecidos —vivos en la magia del género— y se queda a descansar con ellos. Poco sabe que, en realidad, sus padres no son sus padres, ni nadie en ese pueblo es realmente un recuerdo. El relato parece un episodio de The Outer Limits, salvo que Lamberti prefiere no explicar nada y dejarnos con el sutil indicio de alguna especie de aquelarre que se apresta a iniciar un ritual, una ceremonia, o quizá, un horrendo crimen. 

“La ciudad de los eucaliptus” es la historia de un asesino en serie que pasa desapercibido a través de los años por llevar una doble vida: “su doble fondo: el hermoso hombre atlético, el profesor dedicado y, corriendo como un río subterráneo, esa zona pantanosa y hedionda que aunque no saliera a la luz, lo habitaba como una enfermedad secreta”, se cuenta de él. Es una reescritura de Jekyll y Hyde (o de la historia de Jack el Destripador), aunque la fuerza que lleva al protagonista al crimen no es una sustancia, sino La Visita, una presencia demoníaca que aparece en el espejo y que lo insta a matar mujeres disolutas. El puritanismo misógino parece ser aquí el subtexto de Lamberti. El relato está contado en tercera persona, pero focalizada en el asesino, por lo que nunca sabemos si la presencia es real o la proyección de una psicología enferma. Es un cuento fantástico clásico.

La misoginia masculina es un tema que se explora en varios títulos. En “Muñeca”, uno de los cuentos más duros, la violencia contra la mujer es tan incapacitante que justamente el silencio, el no decir nada ni denunciar nada, parece la única salida razonable. Este relato, en estricto, no tiene ningún elemento fantástico, pero en el horror de la tortura se intuye una furia diabólica en juego. En “Santa”, una adolescente tiene un encuentro sobrenatural con la Virgen María, pero ser la elegida implica sufrir los peores suplicios. En algún momento, Alicia, la tocada por la divinidad dice: “Dios es el diablo”. El cuento lo relata un periodista de Buenos Aires, convenientemente llamado Luciano, que quisiera creer en el caso, pero no halla una sola prueba, solo atisbos del mal en la imaginación rural.

Pero más allá de estas ingeniosas vueltas literarias alrededor de la idea del pueblo chico con infiernos grandes, y del gran conocimiento del género, La casa de los eucaliptus es, sobre todo, un libro estilísticamente sólido, escrito con total seriedad y convencimiento. Vale la pena reeleerlo.

4/5

viernes, 8 de febrero de 2019

Horror Noire

















TRADUCCIÓN


De Blacula a Get Out: el documental que examina el horror negro.

Los cineastas detrás de "Horror Noire” debaten cómo los personajes negros han pasado de ser representados como algo a ser temido, a protagonizar éxitos del género

Nota de The Guardian por Hubert Adjei-Kontoh. Original aquí.


Get Out comienza con una imagen familiar: el público ve al personaje de Lakeith Stanfield caminando por un suburbio anodino antes de ser arrojado dentro de un automóvil y desaparecido. A primera vista, un hombre negro es el primero en morir. El giro, lo descubriremos más tarde, es que al menos parte de él sobrevive.

Una de las sorpresas de Horror Noire, un nuevo documental que examina cómo les va a los personajes negros en el cine de terror, es que el cliché que Jordan Peele subvierte en su éxito comercial ganador del Oscar, no es tan común como creemos. Abarcando una década, el director Xavier Burgin derrumba varios mitos en un proyecto que tiene una deuda inevitable con el éxito de 2017.

"Get Out fue un cambio en las reglas de juego para muchos de nosotros", dice Tananarive Due, escritora de horror, académica y productora ejecutiva. "La gente no entendía que el horror negro fuese un tema. No fue la primera película de terror de temática negra, pero inició una conversación sobre la historia de los negros en el cine de terror".

Horror Noire comienza cubriendo la representación de los negros como criminales y monstruos en los años 30. El nacimiento de una nación, por supuesto, es el mejor ejemplo de esta mentalidad: los blancos de la causa perdida "salvan" a las mujeres blancas de las manos de los rapaces hombres negros. El académico y escritor Robin R. Means Coleman, en cuyo libro se basa el documental, argumenta de que ésta fue una manera en que Hollywood “us[ó] sus mensajes para crear temor entre personas negras, especialmente entre hombres". Burgin dice que "para los blancos El nacimiento de una nación es hermosa y motivo de orgullo, y se mostró en la Casa Blanca", pero "para los negros, es una película de terror".

Sin embargo, algunos de los ejemplos que académicos y actores mencionan son inesperados. La observación de que King Kong es una metáfora de la experiencia negra es tan común que puede hallarse en todas partes, desde monólogos de agradecimiento de premios de la Academia hasta portadas de revista, pero es posible encontrar connotaciones raciales en otras películas de horror de los grandes estudios en los años que siguieron. Coleman critica la particular apariencia racializada de La criatura de la laguna negra de 1954. Las características físicas de monstruos como la criatura del título podrían compararse con la forma en que "los rasgos faciales negros fueron tergiversados ​​y caricaturizados en los años 40", dice Due.

La década de 1960 tuvo una notable excepción con la Noche de los muertos vivientes de George Romero. Los espectadores negros finalmente vieron a un protagonista que no solo es negro, sino que también es capaz de luchar contra aquellos que habrían de oprimirlo: los zombis blancos. Sin embargo, algunas ambigüedades preocupantes persistían. Por ejemplo, según Peele: "Nunca se sabe si la mujer blanca que Duane Jones está prácticamente salvando está más asustada por el hecho de que hay zombies afuera, o por un hombre negro dentro de la casa". El temor blanco parece casi un obstáculo para la protección de los negros. Este mensaje radical impresionó a Due.

"Esta película se filma en 1967, así que estoy inclinada a creer que George Romero, quien debe haber tenido una mentalidad suficientemente progresista para siquiera considerar a Duane Jones en el papel, tuvo que ver a través de ese lente lo que estas imágenes significaban", dice ella. "Debe haber sido un shock para los espectadores en 1968".

La blaxploitation es tratada con ambivalencia: las películas de este género sumaron más caras negras a la pantalla, pero continuaron fomentando estereotipos. "Los personajes negros se colocaron en casilleros, y los papeles eran muy estereotipados", dice Due. “Sin embargo, ver a Blacula enfrentarse a la policía era empoderante. Lo que la blaxploitation nos dio fue visibilidad. Las películas de blaxploitation fueron hechas para nosotros y, a veces, por nosotros ".

Blacula es elogiada por permitir que personajes negros discutan asuntos de estado, moral y antirracismo, y su director, William Cain, insistió en que los bailes fuesen integrados por parejas interraciales en la pista.

En la década de 1980, los personajes negros eran colocados en el reparto principalmente como compañeros de los protagónicos blancos. Un ejemplo prominente es Scatman Crothers, quien aparece en El resplandor como un hombre negro místico que brinda información y protección a una familia blanca. Su existencia o no existencia parece depender de lo que él pueda hacer por ella, y es asesinado rápidamente una vez que se lo considera no esencial. Due aclara que el personaje que Crothers interpretó no muere en el libro, y la película lo convierte en un "negro sacrificial". Este tipo de personaje, según el escritor Ashlee Blackwell, "debe enfrentarse al peligro y debe morir para ayudar al personaje blanco a sobrevivir".

Las décadas subsiguientes se describen como una era más positiva en la realización de películas de terror negro, a pesar de que persisten estereotipos similares. Burgin proporciona un ejemplo contemporáneo del negro sacrificial con una referencia al personaje de Lil Rel Howery en Bird Box. "Un hombre negro se sacrifica por las mujeres blancas y sus dos hijos", dice. "En 2018, todavía estamos viendo algunos de los mismos tropos de los que hablamos en el documental”.

Candyman de Bernard Rose, Tales from the Hood de Rusty Cundieff, People Under the Stairs de Wes Craven, Eve’s Bayou de Kasi Lemmons y, por supuesto, Get Out de Jordan Peele se mencionan como ejemplos de progreso. Cundieff y Craven son elogiados no solo por proporcionar roles a protagonistas negros, sino también por reflexionar sobre el doble horror de la brutalidad policial y el racismo suburbano como fuerzas sociales discriminatorias. Get Out da cuenta del complicado legado de la era Obama cuando la gente decía de manera rutinaria que Estados Unidos era ya posrracial. Eve's Bayou, aunque no es una película de terror típica, contiene elementos escalofriantes de la historia de Estados Unidos y fue una película poco común dirigida por una mujer negra.

Al mostrar una historia visual de los personajes negros en el cine y en la televisión, incluyendo imágenes del movimiento por los derechos civiles y la golpiza de Rodney King, el documental deja en claro cuánto falta por recorrer. Si hoy parece que hay papeles y espacio para artistas negros en la industria del cine, este documental muestra cuán recientes son estos desarrollos. Uno de los ejemplos más recientes, Sorry to Bother You de Boots Riley, aunque promocionada como comedia, alude a horrores pasados y presentes en la experimentación y explotación de los trabajadores negros. "Lo bello del horror es que es tanto una emoción como un género", dice Due. "Es horror al nivel de la jornada laboral y horror al nivel del cuerpo".

Quizás ahora que estas oportunidades existen, los espectadores deberían esperar más películas que utilicen el género para examinar a una sociedad que las ha excluido y caricaturizado. Películas del año pasado como The First Purge, dirigida por Gerard McMurray, han tenido espacio para comentar sobre las desigualdades de la vida estadounidense contemporánea junto a la posibilidad de que personajes negros busquen revancha. Los proyectos de Dee Rees y Justin Simien están en proceso de filmación. Us de Jordan Peele ya ha provocado un frenesí de anticipación y especulación. Estas nuevas voces que crean trabajos subversivos confirman la afirmación de Burgin de que para ver representaciones en el género de horror que vayan en contra de la narrativa dominante es necesario brindar oportunidades. "No hay ningún género que una persona negra no pueda hacer y no esté interesada en hacer", dice. “Simplemente es cosa de tener la oportunidad de poder hacerlo en primer lugar”.


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Traducción del bloguero usando Google Translate y corrección humana

domingo, 3 de febrero de 2019

Teoría King Kong

RESEÑA

TEORÍA KING KONG
Virginie Despentes

Según consta en la contratapa, este es uno de los libros de referencia del feminismo. O, más específicamente, del posfeminismo. La novelista francesa Virginie Despentes (1969) publicó Teoría King Kong el 2006 y sorprende, leyéndolo hoy, por lo actual y lo oportuno. No es para menos: estamos en plena revolución posfeminista. Muchas de las ideas de Despentes, muchas de sus frases, gritos de batalla, o truismos feministas, son ya parte del mainstream, de lo que se lee con total normalidad en Twitter y Facebook, los grafiti virtuales de nuestro tiempo.

El libro lleva en su título la palabra “teoría”, pero se entiende que esto no implica mayor búsqueda de rigor intelectual. Aquí no hallarán citas, ni respaldos académicos, ni fact-checking. Hay una bibliografía al final del libro (que incluye, por ejemplo, a Beauvoir, a Preciado —con varios títulos— o a Paglia), pero usada con mucha libertad. Teoría King Kong está muy bien escrito, entendida la buena escritura como un efectivo uso de la manipulación verbal para producir una conmoción. Disfruté mucho la lectura. Es posible, sin embargo, separar en este libro lo emocional de lo argumentativo.

El libro es un conjunto de ensayos que es parte manifesto político, parte autobiografía, parte literatura. Las reflexiones de Despentes están separadas temáticamente. Algunos ejemplos: “Imposible violar a una mujer viciosa” trata sobre la violación; “Durmiendo con el enemigo”, sobre la prostitución; “Brujas porno”, sobre la pornografía. Son algunos de los temas cruciales de cierto feminismo cultural, todos atravesados por una sola idea fundamental: la sospecha de que la mujer, y todo lo que el “colectivo” espera de ella, es una construcción política. He ahí la denuncia. Según dice Despentes, la mujer vive en la fantasía opresiva e hipócrita de una construcción que sirve, esencialmente, a los intereses de los hombres ricos. A los que han batallado contra el posmodernismo desde la academia estas ideas no deben sorprender en absoluto. 

Una vez delineado el statu quo, el mono gigante King Kong sirve de metáfora para elaborar una contranarrativa. Despentes —no en el primer ensayo, sino en el penúltimo— hace un peculiar análisis del King Kong de Peter Jackson, la película del 2005. Nos dice que Kong es “una metáfora de una sexualidad anterior a la distinción entre los géneros”, un “híbrido anterior a la obligación de lo binario” (que, para la autora, se inventó conceptualmente en el s. XIX). Precisamente por qué escoge Despentes a este personaje, o si es que acaso la propia película resiste tal interpretación, es irrelevante porque su intención es lo importante: la demolición de la "construcción" de lo femenino, necesaria para hallar la real libertad y la real emancipación de la mujer. En otras partes se describe esta feminidad: la feminidad de lo atractivo, de lo sexual, de lo bello, de lo opuesto a lo viril y lo agresivo. Kong es ese cuerpo sin género y asexuado que termina exterminado porque es una amenaza a la heterosexualidad y la hipernormatividad. ¿Convencidos? No mucho. Pero es difícil no sentirse seducido por la contundencia de las frases. Para hacerle frente a la mujer a lo Kate Moss, Despentes propone entonces a la King Kong Girl.

Virginie Despentes
He ahí la teoría, y de ella se sirve la escritora para polemizar sobre temas particulares. En el caso de la prostitución, la King Kong Girl es la prostituta, la mujer que amenaza con traerse abajo la enorme hipocresía del matrimonio, del hogar, de esa mujer casada que está obligada a acostarse "gratis" con el hombre. Como la prostitución empodera e independiza, la prostituta debe ser marginada y sacada del centro de las ciudades. Con la pornografía es algo similar. La pornografía libera nuestro deseo porque aquello que nos excita de él es, a menudo, socialmente molesto. La actriz pornográfica se nos presenta, entonces, como otra King Kong Girl que, por estar liberada, es perseguida para estigmatizarla. Es justo decir que Despentes cree que esta opresión machista también afecta a los hombres y que, tarde o temprano, éstos deberán buscar su propia emancipación de aquello que les han inculcado como, por ejemplo, el “miedo a ser marica” o la “obligación de que les gusten las mujeres” (sic).

Una de las estrategias de las que se vale Despentes para elaborar su manifiesto es hacer de su biografía parte importante de la teoría (el masivo Michel Onfray, en libro divertidísimo, dijo que Freud había hecho algo similar con el psicoanálisis y procede con esa convicción a demolerlo). El ensayo de la violación es particularmente fuerte e intenso por lo autobiográfico. Despentes cuenta que fue violada a los diecisiete. También cuenta que se dedicó a la prostitución y a la crítica de pornografía. Los elementos autobiográficos le dan un peso persuasivo y de autoridad al libro, aunque es evidente que pasar de lo particular a lo general con las emociones como único motor de la argumentación no es necesariamente el camino hacia la verdad.

Es por eso que Teoría King Kong solo convencerá a los convencidos, más allá de los pincelazos realmente literarios ("La violación es a menudo iniciática, esculpe en la carne para fabricar la mujer abierta, que no se vuelve a cerrar nunca completamente", es una magnífica frase). Si atrapa es por su intensidad al describir una actualidad distópica, un apocalipsis sexual que sigue oprimiendo a la mujer y ha terminado por desfigurar al hombre. Frente a tal desalentadora visión de las cosas, la isla de King Kong parece ser la única atlántida posible. Como literatura distópica es absorbente, sin duda. Como lectura fidedigna del mundo, no.

2.5/5

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