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miércoles, 16 de agosto de 2023

¿Es posible la existencia de un Milei peruano?

Seamos serios. Cualquiera que observe a Milei durante cinco minutos se percatará de que su lema de campaña es: "¡Viva la libertad, carajo!" No obstante, no se trata de cualquier forma de libertad. La libertad de Milei está enmarcada en un contexto: el amplio estatismo argentino del cual dependen millones y que es tan complicado de desmantelar. En Perú, por el contrario, el 75% de la población es informal, el estado "libertario" más elemental imaginable. El peruano informal no depende de nadie y hace lo que le place. La ley le importa muy poco. Un Milei peruano, si existiera, terminaría hablando en una plaza vacía porque sería incomprensible: ¿libertad para qué?

Si un Milei peruano existiera, tendría que apelar a un discurso diferente utilizando un vocabulario distinto. Debería hacer entender a sus votantes por qué esa informalidad es solo aparentemente libre. En realidad, un informal vive esclavizado por su marginalidad porque es incapaz de generar riqueza. He aquí un dato terrible: si un peruano no ha ingresado al sistema formal antes de los 30 años, no lo hará jamás. Un Milei peruano tendría que exhortar: "¡ingresa al sistema, carajo!"

Si lo pensamos bien, Perú ya tuvo a su propio Milei: se llamó Mario Vargas Llosa, quien en plenos años ochenta no era solo un liberal, sino un liberal a ultranza que emergió como un meteorito en un sistema político fuertemente estatizado. Por esta razón su partido se denominó -acertaron- Libertad. Vargas Llosa fue sumamente disruptivo en su momento, llegando incluso a proponer la privatización de toda la educación. Sus opositores de izquierda, al igual que ocurre hoy con Milei en Argentina, advertían que si Vargas Llosa ganaba, el Perú enfrentaría un apocalipsis. A fines de los ochenta se sostenía que el Perú no estaba listo para el shock liberal y que millones morirían de hambre.

La campaña del miedo surtió efecto y en las elecciones de 1990 Vargas Llosa perdió. Sin embargo, si Vargas Llosa hubiera sido tan desinhibido como Milei, si hubiera soltado varios "carajazos" en sus mítines y si hubiera mandado a los zurdos a la misma m, como hace Milei, les aseguro que habría ganado. Vargas Llosa perdió porque nunca habló en la plaza como la gente común. Se dirigió a un peruano pensante y racional que no existía.

Por lo tanto, si la existencia de un Milei peruano no tendría sentido en nuestras circunstancias actuales de asfixiante informalidad, ¿por qué nuestras derechas se han vuelto tan "guaripoleras" de Milei? Mucho me temo que no es por las ideas económicas del argentino. ¿Acaso han escuchado a Porky citar a Friedman o a Hayek alguna vez? Lo que realmente seduce a nuestras derechas es ese escuálido programa conservador de Milei, como su oposición al aborto y su plan de someterlo a plebiscito. También, las seduce su oposición a la ideología de género, a la ESI y al Ministerio de la Mujer. Nuestras derechas se conforman con la "batalla cultural", pero apenas demuestran interés por la batalla económica. Es necesario pedirles que se interesen por ambas.


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