Cualquiera pensaria que, por este escenario de gente evacuada de emergencia, en Machu Picchu ha ocurrido una catástrofe natural, como un terremoto o una avalancha. Pero no: la catástrofe es hechura completamente humana. Una ola de ambición, angurria, espíritu mafioso y gente arranchándose la gallina de los huevos de oro de los incas.
Bienvenidos a la "cosmovisión" andina, esa que no sale en los censos.

