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domingo, 3 de febrero de 2019

Teoría King Kong

RESEÑA

TEORÍA KING KONG
Virginie Despentes

Según consta en la contratapa, este es uno de los libros de referencia del feminismo. O, más específicamente, del posfeminismo. La novelista francesa Virginie Despentes (1969) publicó Teoría King Kong el 2006 y sorprende, leyéndolo hoy, por lo actual y lo oportuno. No es para menos: estamos en plena revolución posfeminista. Muchas de las ideas de Despentes, muchas de sus frases, gritos de batalla, o truismos feministas, son ya parte del mainstream, de lo que se lee con total normalidad en Twitter y Facebook, los grafiti virtuales de nuestro tiempo.

El libro lleva en su título la palabra “teoría”, pero se entiende que esto no implica mayor búsqueda de rigor intelectual. Aquí no hallarán citas, ni respaldos académicos, ni fact-checking. Hay una bibliografía al final del libro (que incluye, por ejemplo, a Beauvoir, a Preciado —con varios títulos— o a Paglia), pero usada con mucha libertad. Teoría King Kong está muy bien escrito, entendida la buena escritura como un efectivo uso de la manipulación verbal para producir una conmoción. Disfruté mucho la lectura. Es posible, sin embargo, separar en este libro lo emocional de lo argumentativo.

El libro es un conjunto de ensayos que es parte manifesto político, parte autobiografía, parte literatura. Las reflexiones de Despentes están separadas temáticamente. Algunos ejemplos: “Imposible violar a una mujer viciosa” trata sobre la violación; “Durmiendo con el enemigo”, sobre la prostitución; “Brujas porno”, sobre la pornografía. Son algunos de los temas cruciales de cierto feminismo cultural, todos atravesados por una sola idea fundamental: la sospecha de que la mujer, y todo lo que el “colectivo” espera de ella, es una construcción política. He ahí la denuncia. Según dice Despentes, la mujer vive en la fantasía opresiva e hipócrita de una construcción que sirve, esencialmente, a los intereses de los hombres ricos. A los que han batallado contra el posmodernismo desde la academia estas ideas no deben sorprender en absoluto. 

Una vez delineado el statu quo, el mono gigante King Kong sirve de metáfora para elaborar una contranarrativa. Despentes —no en el primer ensayo, sino en el penúltimo— hace un peculiar análisis del King Kong de Peter Jackson, la película del 2005. Nos dice que Kong es “una metáfora de una sexualidad anterior a la distinción entre los géneros”, un “híbrido anterior a la obligación de lo binario” (que, para la autora, se inventó conceptualmente en el s. XIX). Precisamente por qué escoge Despentes a este personaje, o si es que acaso la propia película resiste tal interpretación, es irrelevante porque su intención es lo importante: la demolición de la "construcción" de lo femenino, necesaria para hallar la real libertad y la real emancipación de la mujer. En otras partes se describe esta feminidad: la feminidad de lo atractivo, de lo sexual, de lo bello, de lo opuesto a lo viril y lo agresivo. Kong es ese cuerpo sin género y asexuado que termina exterminado porque es una amenaza a la heterosexualidad y la hipernormatividad. ¿Convencidos? No mucho. Pero es difícil no sentirse seducido por la contundencia de las frases. Para hacerle frente a la mujer a lo Kate Moss, Despentes propone entonces a la King Kong Girl.

Virginie Despentes
He ahí la teoría, y de ella se sirve la escritora para polemizar sobre temas particulares. En el caso de la prostitución, la King Kong Girl es la prostituta, la mujer que amenaza con traerse abajo la enorme hipocresía del matrimonio, del hogar, de esa mujer casada que está obligada a acostarse "gratis" con el hombre. Como la prostitución empodera e independiza, la prostituta debe ser marginada y sacada del centro de las ciudades. Con la pornografía es algo similar. La pornografía libera nuestro deseo porque aquello que nos excita de él es, a menudo, socialmente molesto. La actriz pornográfica se nos presenta, entonces, como otra King Kong Girl que, por estar liberada, es perseguida para estigmatizarla. Es justo decir que Despentes cree que esta opresión machista también afecta a los hombres y que, tarde o temprano, éstos deberán buscar su propia emancipación de aquello que les han inculcado como, por ejemplo, el “miedo a ser marica” o la “obligación de que les gusten las mujeres” (sic).

Una de las estrategias de las que se vale Despentes para elaborar su manifiesto es hacer de su biografía parte importante de la teoría (el masivo Michel Onfray, en libro divertidísimo, dijo que Freud había hecho algo similar con el psicoanálisis y procede con esa convicción a demolerlo). El ensayo de la violación es particularmente fuerte e intenso por lo autobiográfico. Despentes cuenta que fue violada a los diecisiete. También cuenta que se dedicó a la prostitución y a la crítica de pornografía. Los elementos autobiográficos le dan un peso persuasivo y de autoridad al libro, aunque es evidente que pasar de lo particular a lo general con las emociones como único motor de la argumentación no es necesariamente el camino hacia la verdad.

Es por eso que Teoría King Kong solo convencerá a los convencidos, más allá de los pincelazos realmente literarios ("La violación es a menudo iniciática, esculpe en la carne para fabricar la mujer abierta, que no se vuelve a cerrar nunca completamente", es una magnífica frase). Si atrapa es por su intensidad al describir una actualidad distópica, un apocalipsis sexual que sigue oprimiendo a la mujer y ha terminado por desfigurar al hombre. Frente a tal desalentadora visión de las cosas, la isla de King Kong parece ser la única atlántida posible. Como literatura distópica es absorbente, sin duda. Como lectura fidedigna del mundo, no.

2.5/5

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