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jueves, 10 de abril de 2008

Vendiendo libros


¿Mi memoria me falla o hace años, cuando era niño, en la TV peruana se hacía publicidad a ciertos libros? Recuerdo particularmente dos, con títulos como dirían los críticos de la Rolling Stone, bigger than life. Uno era Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena, un tomo grueso que transitó por mi casa, pero que jamás leí porque las historias de pacientes psiquiátricos me aterraban. La idea, creo, era que la protagonista también terminaba -o ya estaba- mal. El otro era La guerra del fin del mundo de MVLL cuya sola mención me remitía al Apocalipsis. ¿De qué podía ir una novela con un título semejante? Lo descubrí años después cuando la leí de cabo a rabo. Y en ese caso la realidad de la ficción superó la imaginación de mi realidad de niño.

Chequeando Paper Cuts, el blog de libros del NYT, me topo con un slide-show de avisos de la "edad de oro" de la publicidad de libros que, según el periódico, ocurrió entre 1962 y 1973. "Why those dates? The books - and the ads for them - were terrific: fresh, pushy, serious and wry, often all at the same time. There was a new sense of electricity in the culture and in the book world", dice. Es para darle una chequeada, a ver si se contagia la electricidad (o un electrocutamiento).

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