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lunes, 14 de octubre de 2019

El informe de la Comisión de Venecia. ¿Quién ganó?

No soy abogado, pero textos como el informe de la Comisión de Venecia sobre ligar la cuestión de confianza a reformas constitucionales son tan claros que, creo, cualquier lector atento (y que lea de buena fe), puede seguir la argumentación. La Comisión dice explícitamente que no comenta sobre sobre el contexto político peruano. Por eso no hay ninguna mención a los intentos de declarar la vacancia presidencial durante los meses de PPK (los que motivaron su renuncia), ni tampoco a las amenazas de vacancia durante el gobierno de Vizcarra. Es una mirada quirúrgica a nuestra Constitución y nuestros procedimientos, comparándolos con Constituciones y procedimientos de otros países. 

Políticamente hablando, fue una buena jugada que los parlamentarios naranjas pidieran opinión sobre un tema muy específico a esta Comisión, porque al principio dará la impresión de que el Presidente ha presionado al Congreso para empujar reformas constitucionales. Es más, precisamente es eso lo que ha pasado. Pero lo que quedará como lectura real, es que nuestra propia Constitución permite ese tipo de dinámicas de presión. Cuando la Comisión dice que es “inusual que una cuestión de confianza se ligue a una reforma constitucional” no se refiere necesariamente a la práctica de Vizcarra. Se refiere a nuestra adefesiera Constitución de 1993, la de Fujimori, que permite interpretaciones demasiado amplias de estas atribuciones y un desbalance de poder en favor del ejecutivo y del Presidente. Es por eso que recomienda que sea el Tribunal Constitucional quien aclare las cosas. Repito: no soy abogado. Solo hago estas notas para que no se me escapen de la cabeza. Tengo el texto fresco en la cabeza. 

Por supuesto, esta discusión no debería ser solo de abogados. Todos deberíamos estar comprometidos con la Constitución y las buenas prácticas democráticas, tal como pide la Comisión. En ese sentido, el informe subraya que una reforma constitucional, incluso para nuestra propia Constitución, no es como aprobar una ley ordinaria: requiere consenso, requiere tiempo, calma, mucha discusión. No es recomendable hacerla a la apurada, ni siquiera porque hubo antes un referéndum. Así las cosas, aparentemente las conclusiones del informe van en contra de lo decidido por el Ejecutivo, pero recordemos que la Comisión no lee el contexto político (salvo en la sección de los antecedentes, que es muy somera). Lo que es muy claro, sin duda, es que hay más argumentos en contra de vincular la cuestión de confianza a una reforma constitucional que a favor. Pedir cuestiones de confianza como si fuesen hamburguesas no es la mejor receta para la estabilidad de un país. La Comisión tiene razón.

Pero es evidente que tampoco lo es interpretar la vacancia presidencial de una manera tan ancha que deja al Presidente a merced de un congreso caníbal. ¿Qué tal si alguien le solicita a la Comisión de Venecia opinión sobre la vacancia presidencial tal como está en la Constitución? Habría sorpresas.

¿Quién ganó con este informe? El spin que harán los naranjas sobre esto será muy intenso. Pero el gobierno puede sonreír, creo, porque hay una verdad adicional, enorme como una catedral, que se desprende también del informe: en ningún momento se discute o se pone en duda la constitucionalidad de lo hecho por Vizcarra. Ni de la cuestión de confianza solicitada por la razón que sea, ni de la disolución de congreso. Así son nuestras reglas de juego.

A recordar una vez más: no soy abogado.

El informe. Click.

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