scha·den·freu·de (shäd'n-froi'də) pronunciation n. Pleasure derived from the misfortunes of others.
Sobre las relaciones entre Amy Winehouse y el VRAE destacadas por Caretas la semana pasada -y cuyo argumento era básicamente decir que mientras se lucha contra las drogas es penoso que el mundo del espectáculo premie a una drogadicta o, mejor dicho, a una artista en rehabilitación- quedó pendiente para mí el tema del sexismo implícito en estos tribunales morales mediáticos. El New York Times publicó recientemente una nota que le va como anillo al dedo y que confirma la tendencia: los medios sí se ensañan más con las mujeres que con los hombres.
Basta comparar el caso de Heath Ledger u Owen Wilson -el cómico cuyo intento de suicidio llama aún más la atención localmente porque semanas después de su bajón depresivo visitó el Perú y eso ya lo hace, a ojos del público querendón peruano, un adoptado- con lo que sucede con los respectivos casos de la mencionada Winehouse, Britney Spears, Paris Hilton o Lindsay Lohan. "Los hombres que caen en desgracia son tratados con gravedad y distancia, en tanto que mujeres en similares circunstancias son objeto de burla, excitabilidad y comedia negra", dice la nota.
Algunos editores se defienden diciendo que el sexismo no es la razón, sino que las mujeres son las que más consumen esas historias. La lectoría de People Magazine, por ejemplo, es 90% femenina. Cuando esta revista cubrió el caso de Ledger tuvo que dar paso rápidamente a cubrir el duelo de la viuda Michelle Williams con el titular: "El dolor de una madre".
En el caso de Britney Spears, el drama americano es la excusa cuasi moral de su cobertura: "el hecho de que la custodia de sus hijos esté en riesgo es el combustible de esta narrativa", dice la editora de People. Si fuese soltera, la cosa no sería igual.
Aún así hay hombres que la sufren: Colin Farrell, Mel Gibson o Robert Downey Jr. en su momento son ejemplos. Un caso que no menciona la nota, pero que a mí me llama la atención es el de la pareja de High School Musical Zach Efron y Vanessa Hudgens. Ambos son traviesos de la cámara y el voyeurismo, ambos quieren romper sus imágenes de niños de matinée, pero solo ella -la simpática Hudgens- es colocada en la picota con una gran letra "B" en el pecho. Llamemos a Hawthorne.
Sobre las relaciones entre Amy Winehouse y el VRAE destacadas por Caretas la semana pasada -y cuyo argumento era básicamente decir que mientras se lucha contra las drogas es penoso que el mundo del espectáculo premie a una drogadicta o, mejor dicho, a una artista en rehabilitación- quedó pendiente para mí el tema del sexismo implícito en estos tribunales morales mediáticos. El New York Times publicó recientemente una nota que le va como anillo al dedo y que confirma la tendencia: los medios sí se ensañan más con las mujeres que con los hombres.
Basta comparar el caso de Heath Ledger u Owen Wilson -el cómico cuyo intento de suicidio llama aún más la atención localmente porque semanas después de su bajón depresivo visitó el Perú y eso ya lo hace, a ojos del público querendón peruano, un adoptado- con lo que sucede con los respectivos casos de la mencionada Winehouse, Britney Spears, Paris Hilton o Lindsay Lohan. "Los hombres que caen en desgracia son tratados con gravedad y distancia, en tanto que mujeres en similares circunstancias son objeto de burla, excitabilidad y comedia negra", dice la nota.
Algunos editores se defienden diciendo que el sexismo no es la razón, sino que las mujeres son las que más consumen esas historias. La lectoría de People Magazine, por ejemplo, es 90% femenina. Cuando esta revista cubrió el caso de Ledger tuvo que dar paso rápidamente a cubrir el duelo de la viuda Michelle Williams con el titular: "El dolor de una madre".
En el caso de Britney Spears, el drama americano es la excusa cuasi moral de su cobertura: "el hecho de que la custodia de sus hijos esté en riesgo es el combustible de esta narrativa", dice la editora de People. Si fuese soltera, la cosa no sería igual.
Aún así hay hombres que la sufren: Colin Farrell, Mel Gibson o Robert Downey Jr. en su momento son ejemplos. Un caso que no menciona la nota, pero que a mí me llama la atención es el de la pareja de High School Musical Zach Efron y Vanessa Hudgens. Ambos son traviesos de la cámara y el voyeurismo, ambos quieren romper sus imágenes de niños de matinée, pero solo ella -la simpática Hudgens- es colocada en la picota con una gran letra "B" en el pecho. Llamemos a Hawthorne.