Según se lee en Twitter, hay mucha especulación sobre las posibles razones que han llevado a Keiko a ajustar a Dina públicamente. Algunas interpretaciones son atendibles, otras delirantes. Probablemente la razón real sea la más simple: Keiko solo busca volver a la carrera electoral de la que, si recordamos, se había retirado no hace mucho. En efecto, con su pose de estadista, Keiko parece decirnos que ya decidió candidatear nuevamente (las recientes declaraciones de Nano Guerra también van en ese sentido). Ser crítica con la presidente (una presidente que nació renga) es parte de un repertorio mínimo esperable. La pregunta que queda en el tintero, sin embargo, es cuándo imagina Keiko que empezará la carrera a Palacio: ¿el 2025 o un poquito antes, con una vacancia que siempre está sobre la mesa?
¿Reaccionará Dina? A Dina se le ha dicho en todos los idiomas y desde todas las trincheras que debe ponerse a gobernar y no solo a planear. Si no puede, es porque: a) aún no sabe qué cosa es ser presidente; b) no tiene claridad ideológica, en el sentido de que sigue siendo, en el fondo, una mujer de izquierda radical descolocada; c) le cuesta armar un buen equipo por a) y b). Es verdad que tuvo un inicio más que difícil y que su mérito estuvo en aguantar los desmanes de la violencia castillista después del golpe y no renunciar. Pero si pudo con lo más difícil, ¿por qué no puede con lo que —en apariencia— es menos difícil? ¿Estará esperando al 28 de julio para los grandes anuncios? Necesita con desesperación grandes anuncios. La paciencia se acaba el 28.