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jueves, 10 de enero de 2008

Cambié de opinión


Las preguntas de fin de año están bien. ¿Cuál fue tu libro favorito? ¿Tu película? ¿Tu blogger? Pero más radical puede ser la casi impertinente pregunta: ¿sobré qué has cambiado de opinión y por qué? que fue lo que la revista Edge le preguntó a más de ciento cincuenta personajes de la ciencia y las humanidades. El viaje intelectual en estas pequeñas viñetas de conocimiento acumulado es casi infinito. Algunos ejemplos:

  • Rebecca Goldstein: sobre lo equivocado que podría estar Popper con el principio de falsabilidad de las teorías científicas.
  • Freeman Dyson sobre la creencia de que las bombas en Hiroshima y Nagasaki terminaron con la Segunda Guerra Mundial.

Aquí en el Perú el transfuguismo político debe ser una gran veta de casos de cambio de opinión. El ejemplo más a la mano es García jugando ping pong con su noción de los ricos. Yo he cambiado de opinión varias veces, pero creo que las más profundas tienen que ver con dejar de ser agnóstico -¿qué significa eso?- para ser ateo; dejar de creer que el sexo puede ser practicado solo como placer; ceder unos centímetros en mi rancio antimilitarismo y ganarle aprecio a aquello que tétricamente se llama principio de autoridad -lo que me convertiría a los ojos de los demás en un facho- y la idea de que hay que respetar todas las ideas.

Como en la literatura siempre me interesaron las relaciones entre la realidad y la ficción, siempre me creí aquello del lector incompetente que no podía diferenciar ambos ámbitos. El lector competente sí puede, o más bien, debe hacerlo. Sin embargo, después de tantos casos últimos en los que claramente la gente los confunde, creo que más interesante es preguntarse por qué se siguen confundiendo, o si es que en el fondo no existe confusión alguna. Decirle incompetente a alguien no resuelve el problema, simplemente lo niega. En este punto he cambiado de opinión. No creo que existan lectores incompetentes.

También he cambiado de opinión sobre mis gustos. Hace lustros sospechaba de mi debilidad por "More Than a Feeling" de Boston porque a Miguel de Menudo también le gustaba. Hoy, libre de ataduras, me parece genial. Mandaré a Edge mi respuesta.



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