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jueves, 31 de enero de 2008

Reseñismo salvaje


Excelente artículo de Garth Risk Hallberg en Slate. Intrigado por una reseña positiva de su propio libro aparecida en Amazon.com, visitó la jungla que cobija a los reseñadores amateurs en el site y descubrió no pocas de sus trampas y miserias. Spoiler: al parecer son las mismas trampas y miserias de los medios tradicionales -léase, profesionales- contra las que la Web 2.0 supuestamente estaba peleando y que estarían enquistadas en los siguientes rubros: credibilidad, opinión desinteresada e independencia de la maquinaria de la industria editorial.

La madre del falso cordero se llama Top 10 Reviewer. La cuantificación del trabajo literario amateur en Amazon.com ha producido una suerte de reseñismo salvaje que bien pudo haber empezado inocente y bienintencionado, pero que ha terminado en una angustiante carrera de lectura contra el tiempo y provocado la aparición de lo que, muy en peruano, se llamarían "mafias": componendas, trueques de favores, compra de opiniones.

¿La razón? Ser un Top 10 Reviewer tiene sus privilegios. En primer lugar, reconocimiento en la red. Segundo, libros (CDs o películas) gratis. El sistema incentiva distorsiones imposibles de creer. Grady Harp, No. 7 en el ránking, tiene en su haber 3,500 reseñas. La número 1, Harriet Klausner, tiene un promedio de 45 reseñas semanales durante los últimos cinco años. Pero las hazañas ha traído denuncias: se les acusa de complacientes, de estar influidos por los editores, de no leer el libro que reseñan y -en el caso de otro reseñador estrella amateur, John Matclock-, de esconder tras su nombre oficial el trabajo de 27 reseñadores distintos. Suena familiar.

Garth Risk Hallberg concluye con lo siguiente:


However, by refashioning Web 2.0 as a proprietary marketplace, Amazon's reviewer rankings subject enthusiasts like Grady Harp to the same pressures that confront the professionals they were supposed to replace. To keep writing, lest another reviewer usurp one's spot. To say something nice, in hopes that someone will say something nice about you. And to read for work, rather than for pleasure.

Para mi gusto, lo más interesante del artículo es esta desesperación por ofrecer credibilidad. El consumidor espera realmente una opinión desinteresada. Y esta búsqueda por the real thing ha desplazado la mirada de la prensa a la web, con su perfil punkoide y rebeldoso. En el Perú la dinámica es similar, pero a escala. Los contenidos propios de internet relacionados al reseñismo literario, y hasta donde mi memoria alcanza, empezaron con Leonardo Aguirre (1) en Agencia Perú. Su notoriedad fue exclusivamente un fenómeno de la red: lenguaje avispado, sentido del humor, argumentos inusuales ("a veces tengo la impresión de que el autor ha escrito este libro sólo para sus amigos. Es decir, sus amigos realmente cercanos, entre los que no me puedo incluir.", escribió sobre un libro de Abelardo Sánchez León). La pequeña celebridad que disfrutó no fue casual: había un público esperando otra cosa. Y tampoco es casual que el bando profesional se ensañara a su vez con su deliberado amateurismo.

Un ejemplo menos exitoso ha sido el caso de La vaca profana. Lo confieso: sus reseñas me resultan muy densas, y de la peor manera. Pero más allá del texto, una razón para que La vaca profana no tenga el peso que su lenguaje pareciera merecer es que es, precisamente, un seudónimo. En esta batalla por la credibilidad en la red es de algún modo necesario mostrar todas las armas, demostrar que no hay nada oculto bajo las mangas. Es difícil identificarse con un disfraz del que -se dice- no sólo hay un reseñador encubierto, sino varios. Es un gran golpe a la credibilidad. (2)

Menos creíbles aún son los anónimos o los seudónimos que poseen lenguaje de anónimos. Puerto el Hueco es el comentario marginal literario convertido en pogo. Y ahora último me ha intrigado un seudónimo llamado Federico Villarán que desde su blog Lengua Viperina y tras la máscara de "V" lanza clamores a la honestidad (intelectual) y a la verdad, pero que nunca baja de su pequeño peldaño declarativo: "Me siento tan bonaerense como trujillano (Peru) o como yanqui. Adoro a los gringos y su cultura, a sus padres fundadores y sus fast food. ¿Y?". Me hace recordar al Poeta de la Calle.

Y paramos de contar. Espacio e intenciones sobran en la web 2.0, pero no muchos se animan a tomar la posta con nombre y apellido. ¿O es que el amateurismo congénito de la red es una cruz demasiado difícil de cargar justamente por ser demasiado honesta? ¿Nadie quiere ser estrella en la reality TV (o web) de la literatura?

Even Better Than The Real Thing - u2:






(1) Este blogger y el escritor no comparten ningún tipo de parentesco.

(2) Además,
La vaca profana es sumamente irregular en su periodicidad y no acepta comentarios, craso error en la dinámica web 2.0. Se pueden enviar correos con comentarios, pero hasta el momento no he visto ninguno publicado.

En la foto: Joe Strummer

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