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lunes, 26 de mayo de 2008

¿Qué hacemos con el Che?


¿Héroe o villano? En esta disyuntiva hace mucho comprendí que no es ningún anacronismo considerar a Ernesto "Che" Guevara como un líder brutal e inhumano. En su lucha contra lo que considera el "imperio", la tendencia hacia la hagiografía de cierto radicalismo hace reales milagros. El último: Steven Soderbergh y su película sobre el Che obvian por completo el lado asesino del ícono romántico de la izquierda guerrillera. 

Mi primera versión del argentino provino del libro de la peruana Hilda Gadea -primera esposa de El Che- hace muchos años atrás. Lo leí fascinado y, al mismo tiempo, preocupado. Si algo importante subraya Gadea es el amor de Guevara por los libros. Pero lo que más llamó mi atención era la pésima poesía que podía escribir un fanático como el Che. Lo peor, claro, eran las ideas detrás de los versos: loas a la muerte y a la bala.

Hoy estoy convencido de versiones sobre el Che como la de Alvaro Vargas Llosa, en un artículo bastante citado. La verdad, es ridículo que se levanten monumentos a su memoria (ver aquí). A. O. Scott del New York Times dice de la película de Soderbergh:

There is a lot, however, that the audience will not learn from this big movie, which has some big problems as well as major virtues. In between the two periods covered in “Che,” Guevara was an important player in the Castro government, but his brutal role in turning a revolutionary movement into a dictatorship goes virtually unmentioned. This, along with Benicio Del Toro’s soulful and charismatic performance, allows Mr. Soderbergh to preserve the romantic notion of Guevara as a martyr and an iconic figure, an idealistic champion of the poor and oppressed. By now, though, this image seems at best naïve and incomplete, at worst sentimental and dishonest. More to the point, perhaps, it is not very interesting.
Héroe o villano. ¿Es necesario resolver la disyuntiva? Creo que siempre es necesario -además de interesante- diseccionar a los santos, sobre todo los políticos. La búsqueda de la verdad no tiene por qué ser anacrónica. Lo anacrónico será, espero que en un futuro, el culto a la imagen y a la santidad de los mortales.

A pesar de todo, es inevitable leer cierta poesía dedicada a los santos. El gran Juan Gelman le escribió un poema al Che que aparece en el alucinante Cólera Buey (1962-68). Algo de verdad tiene que haber ahí, me digo. Qué bueno que es Gelman.


Actualización:
Hijo de El Che elogia a Benicio del Toro. "El hijo del revolucionario aseguró también que la llegada de gobiernos de izquierda a América Latina supone un tributo a la lucha de su padre."

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