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sábado, 31 de mayo de 2008
Objetivo: matar la religión
Frente a la pregunta de que por qué no morigera un poco su rollo ateo para que los indecisos o crédulos no se espanten tanto, el etólogo Richard Dawkins confiesa (1) que eso no le vendría bien a su objetivo: matar la religión. El ideologicidio proviene de su profunda convicción por suscribir verdades antes que maquillar mentiras. La evolución es un hecho y de ahí se deduce que no hubo ningún diseñador inteligente del mundo. No hay dios, ni genio de la lámpara, ni mago.
¿Por qué los evolucionistas tienen tan mal márketing al punto que el creacionismo les lleva ventaja? De primera impresión, traducir la evolución al mainstream audiovisual no debería ser tan complicado en términos pedagógicos. Pero a decir de Dawkins es inmensamente caro y casi no hay ejecutivos que quieran invertir en asuntos que hoy, increíblemente, se han vuelto controversiales. En el pasado las cosas fueron distintas, sin embargo. ¿Cuáles han sido hasta el momento las mejores propuestas del mainstream televisivo en favor de la ciencia y contra la superstición?
El primero que le viene a la mente a Dawkins es Cosmos de Carl Sagan.
Este blogger recuerda haberla visto de pequeño -la transmitía y retransmitía hasta el cansancio Panamericana Televisón-, pero no entendió nada. Tuvieron que pasar muchos años hasta que pudiese sopesarla en su real magnitud: honestamente científica, pero también brillantemente imaginativa. Muchos hablan del hito que fue Cosmos -y lo fue sin duda- pero viéndola ahora tengo la terrible sospecha de que muchos no captaron su espíritu ateo y se quedaron solo arrobados en su canto lírico y maravillado frente al misterio del universo (dicho sea de paso, Cosmos está muy bien escrita). Pero no: el gran subtexto de Cosmos fue y es en favor del método científico, en contra de la superstición y, en última instancia, la religión. Por ejemplo, Sagan dedica un capítulo entero, de los trece, a la hazaña de Kepler de remontar en parte sus creencias religiosas para comprender mejor el movimiento de los planetas.
Hay dos casos más. David Attenborough y la obra de toda una vida en la BBC. Aquí su posición sobre Dios:
El tercero es Jacob Bronowski (1908-1974), también de la BBC, y la inspiración para el Cosmos de Sagan. Su hito, también en trece capítulos, se llamó The Ascent Of Man (1973). Aquí un impactante clip sobre la humildad de la ciencia vs. la arrogancia del dogma.
(1) La línea proviene de esta discusión con el físico Lawrence Krauss.
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