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lunes, 17 de noviembre de 2008

Black Jack


Ya mucho se ha escrito sobre los extraños sucesos ocurridos después del despido de Augusto Alvarez Rodrich de Peru21. En un efecto dominó fulminante casi ningún colaborador está dispuesto a continuar. Hoy por hoy, Peru21 es un diario sin cabeza, moviéndose al garete como una especie de blog-repetidora: sin columnistas la personalidad de un diario es similar a la de un zombi. 

Lo que más me intriga es saber quién finalmente asumirá la dirección después del sismo. También si es que Peru21 tiene en efecto una lectoría fiel, o sea, atenta al ruido político. Es decir, ¿se le ha asestado un golpe mortal al eslógan publicitario con el que se le identificó al diario, aquél de "no se casa con nadie"? Si el cambio forzado tiene todas las señas del compromiso, ¿el desagrado se volverá masivo o solo terminará encerrado en los pequeños límites de los blogs? Que cada quien haga su apuesta. 

Pero si Magaly TV ha podido sobrevivir gracias al teflón de los anunciantes por años -siempre y cuando obviara las incomodidades políticas según relato de Fernando Vivas-, ¿por qué no habría hacerlo un Peru21 extirpado de casi todos sus órganos pensantes? El tiempo lo cura todo, dice un refrán de ambigua moral.


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