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lunes, 21 de julio de 2008

Haciendo “clack” con las encuestas en internet


La pequeña sección “Buenos días” en la portada de El Comercio siempre trae algunas sorpresas con su tono mezcla de buena onda, ingenuidad y optimismo de autoayuda. Para mí es una de las insufribles e inverosímiles. No sé quién la escribe, digita o maquina. Pero cada vez que la leo pienso que un Ned Flanders está detrás de ella.

Hoy la sorpresa es levantar la gran noticia de que 91% de peruanos encuestados por Apoyo está orgulloso de serlo. Me hace recordar la otra famosa pregunta de encuesta: “¿Se considera usted racista?” que siempre trae resultados sorprendentes, y que se explican porque el encuestado prefiere dar la respuesta correcta antes que la más honesta. Aun cuando muchas decisiones importantes se definen por encuestas, cada vez que leo una que intenta tomar ciertas temperaturas anímicas de los peruanos, desconfío. Pero no porque la capacidad de respuesta de los encuestados sea mala, sino porque la pregunta no admite matiz alguno. Porque ¿qué diantres significa estar orgulloso de ser peruano? ¿Y qué se necesitaría para responder que no? Alguien que piense que un peruano por ser peruano no está en capacidad de cumplir leyes, o ser sobresaliente, o ser solidario, o internacionalmente competente –ese tipo de factor que nos encanta subrayar con cada noticia sobre Juan Diego Flórez o Mario Vargas Llosa- no está dando una muestra de su perspicacia, sino de su alta capacidad de ser irracional. De la misma manera si piensa lo contrario. En efecto, ¿qué relación puede haber entre la nacionalidad y la mala o buena ciudadanía, quizás lo único, esto último, que debería hacernos sentir orgullosos como individuos estando en cualquier parte del mundo? Es obvio que ninguna. Habría que darle gracias a Apoyo por hacer preguntas irracionales que arrojan porcentajes irracionales. Sugiero, tangencialmente, colocar como opción ya no “Ninguna de las anteriores (N.A.)”, sino un muy autocrítico “el encuestado considera que la pregunta está mal formulada” que podría resumirse con un “P.M.F”.

Pero sigamos con “Buenos días” que, dicho sea de paso, se felicita, en representación del diario, haber colaborado con su “granito de arena” a ese 91%, haciendo alusión a las notas que han puesto “por todo lo alto” –fantástico tic del automatismo menos sesudo del periodismo local- lo que tiene el Perú. La nota, además, nos recuerda un par de célebres verdades sobre la peruanidad que la encuestomanía nos ha metido en la cabeza como absolutas: Machu Picchu es una de las siete maravillas del mundo; y la bandera peruana, la segunda más bella según un sondeo. Felicidades, peruanos.

Sin embargo, en este punto “Buenos días” mezcla papas con camotes en su bienintencionada sopa optimista, porque una cosa es la encuesta de una empresa especializada como Apoyo –que finalmente posee una metodología- y otra, muy distinta, la manía por el click de las encuestas de internet, rubro al que pertenecen las dos últimas célebres verdades. No hace mucho también, Peru21 –otra sucursal del optimismo sí-se-puede de la peruanidad- instaba a sus usuarios a votar por Mario Vargas Llosa en la encuesta por internet que la revista Prospect en asociación con Foreign Policy proponía para conocer a los intelectuales más sobresalientes e influyentes del mundo. Vargas Llosa, que al parecer no es ningún Machu Picchu, terminó en el puesto 20. Este puesto supuso una mejora de su performance virtual: en la anterior encuesta de Prospect 2005 acabó 29. Pero si se hubiese colado entre los diez primeros seguramente “Buenos días” lo mencionaba con justificado orgullo. ¿Top10, great; Top20, not so good? Aún así, si a alguno le parece que ser Top20 todavía está muy bien, cabría decirle que la revista Prospect se hizo serias preguntas sobre la validez de su propia encuesta una vez conocidos los resultados finales.

¿Quién fue el número 1? Para sorpresa de Prospect, el primer lugar cayó en el teólogo Fethullah Gülen, que en la anterior encuesta jamás apareció. Prospect lo presenta como un turco “apenas conocido en occidente” que a la semana de iniciado el proceso se disparó al primer lugar de la noche a la mañana y nunca bajó de ahí. Los de Prospect sospecharon de un hacker, pero luego descubrieron que otra dinámica estaba en juego. Porque la lista del top 10 incluyó, además del estupendo escritor turco Orhan Pamuk, a otros ocho musulmanes.

Prospect rastreó cómo se construyeron las campañas de esta votación. En Turquía, el diario Zaman –el de mayor circulación en el país- sacó una nota en primera plana alertando sobre la encuesta y la aparición en ella de Gülen. La mención de la votación se hizo con regularidad en las semanas siguientes, no solo en Zaman, sino en otros diarios turcos también. Y al parecer la disciplina de los seguidores de Gülen hizo el resto.

¿Qué conclusiones se pueden sacar? Prospect lanza algunas hipótesis. Por un lado, la capacidad de “conectividad” en internet en el mundo musulmán, sobre todo en los sectores más liberales: capacidad de enviar correos y de publicar webs. Unas cifras increíbles: en Turquía hay 3 millones de usuarios de Facebook, el cuarto país con más usuarios después de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá. El farsi, la lengua más hablada en Irán, es la cuarta lengua más popular en blogs. ¿Ser un intelectual de click en internet implica ser influyente a través de las ideas?

La revista se responde proponiendo presentar a este nuevo tipo de intelecual: uno cuya influencia es expresada a través de una red personal apuntalada por internet, y no por publicaciones o instituciones. O sea, quizás con más cabinas y más blogs, Vargas Llosa suba al primer lugar dentro de unos años. Lo que piense o lo que diga es, por supuesto, totalmente secundario, algo que “ya fue”.

Pero Prospect ya le encargó a alguien que hable sobre este fenómeno de obvio empobrecimiento. Ya se adivinará de quién se trata. Quién más pues: Andrew Keen.

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