Una trivia: este blog no nació este año. Empezó el 4 de marzo del 2007, o sea, hace más de un año. Pero en ese entonces era un blog privado, de circuito cerrado y al que solo tenían acceso algunos pocos invitados. Es difícil tener un blog privado en blogger porque no todos tienen una cuenta de gmail. Y también es difícil mantenerlo porque, al parecer, un blog privado no es tan atractivo como uno público: nadie se animó a comentar nada. Por otro lado, el nombre de ese blog primigenio -que no recordaré aquí- tampoco era muy llamativo que digamos. Para cuando el nombre "Bloody Hell" se me quedó rondando como una polilla en un foco asumí que la señal había llegado para salir a la luz pública, con todo y diseño del logo en el que se puede ver un fósforo diminuto echando luz sobre un fondo sanguinolento (logo abierto a interpretaciones, claro). Pero el ánimo y estilo de ambos blogs fue siempre el mismo.
Así que aquí coloco ese primer post inaugural. Quizás sea de utilidad a algunos de los retrucadores que siempre animan mis tardes por interno. Saludos.
Ebert y el caso Blue Velvet
En un comment en Puente Aéreo, Daniel Salas menciona lo que escribió alguna vez César Hildebrandt sobre Blue Velvet ("Terciopelo Azul"): "Mi problema con Hildebrandt viene de mucho antes, cuando en 1986 escribió un mojigato artículo contra "Blue Velvet" de David Lynch, película a la que acusaba de promover la cochinada y la perversión. El artículo escrito para el olvido se llamaba "Franelita azul" y salió en "La República". Ojalá algún archivero lo pueda encontrar. Es lamentable", dice. Más allá de que a mí también me gustaría leer el artículo, su mención me hizo recordar al instante la famosa reseña negativa que escribió Roger Ebert sobre Blue Velvet también en 1986. Existe una versión corta que salió en su programa de TV junto con Gene Siskel, tan notoria que está incluida en los extras del impecable DVD de la película en su edición especial. La reseña de Ebert en la versión escrita es virulenta y no sé si motejarla de moralista cuando dice "American movies have been using satire for years to take the edge off sex and violence. Occasionally, perhaps sex and violence should be treated with the seriousness they deserve." Y su molestia por el mal uso que se le da a Isabella Rossellini roza la indignación. Finalmente, el remate sobre la dirección de Lynch es letal: "In a way, his behavior is more sadistic than the Hopper character. What's worse? Slapping somebody around, or standing back and finding the whole thing funny?"
Con todo, en algunas líneas Ebert reconoce lo poderosas que son ciertas escenas, y me parece que ambas emociones -de sumo agrado y sumo desagrado- desembocaron en una frustración gigante, acicateada además por las críticas muy favorables que tuvo la película (aquí un resumen del "a favor y en contra" de la crítica estadounidense en su momento). Lo que hasta ahora no percibo es lo "funny" de Blue Velvet. Tengo la impresión de que lo gracioso para Ebert es un asunto muy serio para Lynch, cuyo universo puede parecer, si se lo ve con ojos excesivamente severos, muy ridículo.
Y eso creo que se ve con claridad en los momentos musicales de algunas sus películas, que siempre parecen suceder a una velocidad más lenta de lo normal y que son en sí mismas parodias de americana. Aquí la lascivia inocente de la Rossellini interpretando justamente "Terciopelo Azul":
Mi momento musical favorito de Lynch: Nicolas Cage cantando "Love Me" en una imitación/parodia/reencarnación de Elvis de la película Wild At Heart:
Y, finalmente, "Llorando" de la indescriptible Mulholland Drive:
¿Conclusión? Si lo ridículo puede ser emocionante entonces Lynch es un gusto adquirido.