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domingo, 14 de diciembre de 2008

Entrenamientos militares comparados

Se fue el General Donayre en hombros y de pronto la majestad del entrenamiento y la mística militares tambalea para el gusto de los taciturnos. Nunca he recibido entrenamiento militar, pero gracias al cine es posible fisgonear en algunos trabajos de la imaginación que se inspiran en cuadradas, gritos y llamadas de atención con uniforme. Aquí algunos que recuerdo y que siempre me han gustado: las relaciones entre el instructor y el novato, el sargento y el recluta. Son ritos de pasaje hacia una hombría muy particular:

Biloxi Blues (1988)

El private Matthew Broderick tiene un enfrentamiento entre humorístico y serio con el sargento Christopher Walken. No encontré ningún video de la película, salvo el comentario de Siskel & Ebert en el que ambos la hacen picadillo. "Esta película no se ha dado cuenta de que ya hemos visto Full Metal Jacket y Pelotón", dice Siskel. Y, bueno, Biloxi Blues está ambientada en la Segunda Guerra Mundial y con chicos que jamás van a la guerra.



An Officer and A Gentleman (1982)

Clásico romántico de los ochenta en el que Richard Gere, futuro aviador naval, debe remontar los obstáculos del duro sargento Louis Gossett Jr. Muy entretenida, aunque muy hollywoodense también, "Reto al destino", como se conoció por aquí, es más una parábola del éxito personal que del patriotismo. Curiosamente, las partes donde el sargento lanza toda su estrategia de endurecimiento es muy parecida a la de Full Metal Jacket, que se estrenó cinco años después. Louis Gosset Jr. dice: "The only two things that come from Oklahoma are steers and queers, and I don’t see any horns on you boy". En la de Kubrick se dice lo mismo, pero con Texas.



Full Metal Jacket (1987)

Tengo emociones encontradas con esta película. Porque pareciera que son dos: el entrenamiento en Parris Island rumbo a Vietnam y luego la guerra propiamente dicha. La primera es espectacular. El sargento Hartman (R. Lee Ermey, quien fue marine durante once años) es cómicamente brutal: la violencia no es física, sino verbal, un constante bombardeo a la autoestima de los subordinados. Un par de perlas:

"You are nothing but unorganized grabastic pieces of amphibian shit. Because I am hard you will not like me. But the more you hate me the more you will learn."

"There is no racial bigotry here. I do not look down on niggers, kikes, wops or greasers. Here you are all equally worthless. "

El humor negro de Kubrick suele tener un efecto desrrealizante en sus películas y esta no es la excepción. Mientras más avanza el entrenamiento, menos humanos -léase "individuos"- se vuelven los futuros soldados. Cuerpo y alma personales se disuelven en ese nuevo ente impersonal llamado "Marine Corps". Su único credo: un paródico nacionalismo religioso.





La ciudad y los perros (1985)

La entrañable película de Francisco Lombardi sigue siendo, creo, la mejor versión cinematográfica de cualquier libro de Mario Vargas Llosa. Esta vez los entrenados no son reclutas, sino alumnos de colegio, o sea, menores de edad. Sobre la superficie esto pareciera ser un trance más brutal, pero el poco compromiso que los otrora "perros" tienen con el orden militar vuelve las cosas más relativas por debajo, más susceptibles de burla y de caos. La adolescencia es el terreno de lo poco serio y obediente. El teniente Gamboa, frente a cadetes de poco más de quince años, termina siendo un fiasco de autoridad.





Draftee Daffy (1945)

Para aligerar las cosas, y como remate humorístico al post, aquí va un corto animado -de "ayer y hoy", como solía decir la versión traducida que veía de chico- del eléctrico y desternillante pato Daffy. Si la rebeldía frente a lo militar en Lombardi era adolescente, con Daffy es infantil o, quizás, dadá. Aunque al inicio el simpático pato hincha el pecho lleno de orgullo americano disfrutando plenamente su civilidad en plena Segunda Guerra Mundial, una vez que es llamado al servicio activo por un pequeño hombre de anteojos se transforma en un cobarde de delirio que hará literalmente lo imposible por escapar. Pero en EEUU, no solo no se puede escapar de los impuestos y la muerte; tampoco se puede escapar de los deberes con la patria.



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