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lunes, 20 de abril de 2009

Celebridad anti-pirata

Se discute en una nota de C-Net News sobre si la piratería ha llegado a un punto donde se ha vuelto completamente intolerable. El fallo contra The Pirate Bay en Suecia forma de parte de un combo más amplio de contraataques legales de los defensores del copyright que esperan, con sus éxitos, promever un cambio en la cultura y percepción de los usuarios y los productores de contenido: lo que antes parecía ser un mal menor, ahora se ha vuelto peligroso, nocivo, criminal e injusto.

El autor de la nota también se pregunta por qué, si la piratería está afectando tan fuertemente la industria del entretenimiento, son tan pocas las celebridades que hablan en contra de ella. La respuesta está en que ser antipirata es completamente impopular y cualquiera corre el peligro de ser reducido a polvo por la plaga de langostas de la opinión pública virtual si abre la boca. Le sucedió, como se recordará, al batero de Metallica Lars Ulrich, cuando la emprendió en contra de Napster. Hoy Ulrich es un entusiasta de internet, pero eso no lo ha vuelto un defensor de la piratería. Todo lo contrario: Metallica aún quiere jugar con sus propias reglas dentro del nuevo tablero del s. XXI, uno que lo ha llevado ahora a ser parte del soundtrack de los videojuegos.

La nota de C-Net coloca, además, el vídeo de otra estrella de la industria que corrió el riesgo de la condena multitudinaria: Jack Black. Aquí su mensaje a los desprevenidos consumidores de piratería:



Los comentarios a este vídeo del 2006, como se sospechará, son furibundos. Pero llama la atención leer algunos que defienden a Black argumentando que se trata de un vídeo "irónico". 

Lo interesante es que tres años antes de este vídeo Jack Black protagonizó una película que contiene un mensaje similar a su video antipirata: "The School of Rock" (2003). Fue la película que lo lanzó al megaestrellato. 

En "The School of Rock" no solo se celebraba y se homenajeaba la gloria y la mitología del rock and roll. Era también una defensa y un homenaje a la tramoya que los hace posibles: el trabajo, la organización, la práctica constante y el profesionalismo. En una palabra: la industria. El profesor de escuela que lleva a sus alumnos a un concurso de talentos fue en buena cuenta un peculiar CEO que pudo transformar el entusiasmo adolescente en resultados concretos. "No cash, no inspiration; no inspiration, no rocket sauce; no rocket sauce, no kick-ass rock and roll". Son palabras que tranquilamente pudieron salir de Dewey Finn. 

Pero una anterior escuela del rock tuvo el mensaje contrario. En el conocido vídeo "Sugarcube (1) de Yo La Tengo -leyenda indie- se cuenta la historia de una banda llamada Yo La Tengo que no logra alcanzar los estándares de la industria, por lo que son obligados a ir a una "escuela del rock". Ahí aprenderán que todos los mitos que rodean a las estrellas son parte del cálculo y la planificación: desde que todo cuarto álbum debe ser un "doble en vivo" hasta cómo hacer añicos una habitación de hotel. El clip es divertidísimo y ciertamente irónico, pero el mensaje es parte del estandarte de lo indie en aquellos días promisorios de 1997: una corporación le quita todo lo divertido, honesto y libre al rock and roll, valores que los piratas de hoy suelen declarar para justificar sus prácticas. Hoy lo indie es una marca, una etiqueta más en el escaparate.





(1) "Sucarcube" aparece en el disco I can hear the heart beating as one, sin duda uno de los mejores de la historia del pop.



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