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viernes, 17 de julio de 2009

Insolidaridad 2.0

Esta semana un par de eventos desagradables con blogs peruanos ha mantenido en vilo a un sector de la blogósfera. El canal de vídeos de YouTube de Carlos A. Quiroz (también conocido como Peruanista) fue cerrado sin previo aviso, con lo que perdió gran cantidad de material, la mayoría de corte político. Acaso más grave fue lo sucedido con Francisco Canaza del blog "Apuntes Peruanos": su sitio fue atacado y reducido a cenizas (virtuales, se entiende). Como firma del vandalismo solo quedó la frase cachosa "y ya cayo". Felizmente Canaza ha podido restituir su página y hoy se encuentra nuevamente operativa.

Ambos bloggers han recibido muestras de solidaridad de otros bloggers y con esta entrada me uno a ellas. Los porqués y las orígenes de estos traspiés quizás queden siempre en sospechas. Pero de lo que no hay duda es que estamos en una coyuntura donde la blogósfera ya no pasa caleta ni piola como ejercicio de la libertad de expresión. Si alguien como García pide que desde internet se realice una ofensiva contra lo que él considera "desinformación" entonces es de esperar que oficialismo y oposición, propaganda y periodismo, comiencen a confundirse en una pelea post a post o tuit a tuit. Más aún con elecciones encima, las municipales y las presidenciales. Hace rato que la blogósfera dejó de ser inocente.

Desde aquí no haré la salvedad de que piense distinto de los bloggers que han pasado un mal rato y que, a pesar de ello, lamente lo sucedido. Eso es obvio y de perogrullo, solo poco entendible para las camarillas que se juntan en eventos corporativos, saltan de arriba a abajo por el Blogday o usan el chat como tentáculo de sus argollas. Ellas sí se satisfacen de pensar igual, de tener a los mismos amigos y los mismos enemigos. Es el único ejemplo que he hallado de pensamiento digital: se replica a sí mismo en copias idénticas, ecos de ecos de chamullo fotocopiado y, no pocas veces, hasta pirateado. Para el común de los mortales pensar diferente es lo usual y de ahí la solidaridad: lo que le pasó a Quiroz o Canaza le puede pasar a cualquiera.

La experiencia más desagradable y directa de los que socializan públicamente en internet, hasta el momento, han sido las presiones y mascaradas comerciales. Es la miseria de la red: si hasta el momento los grandes cerebros mundiales no saben cómo hacer rentable en ella la creación de contenido e información, en el Perú la mermelada como paradigma cultural ha convertido ese hermafroditismo que junta encarte publicitario con opinión personal en la única norma económicamente viable de webs, blogs y tuits. Una lástima. Porque las presiones comerciales se transforman en presiones por salvaguardar intereses -la quincena, hombre- y, en última instancia, por silenciar otros blogs, comentarios u opiniones incómodos.

Lo de arriba es para mí la lección más urgente de este año. Es la profecía que otros han mencionado antes y que desgraciadamente veo ahora cumplirse. Las campañas solidarias de frazadas y ropa a distancia son la fachada de lo que hay verdaderamente detrás: insultos, felicidad por la desgracia ajena e insolidaridad. Internet no está uniendo, está cerrándose y creando sus muros cada vez más altos. El pesimismo me desborda.

Y, ahora, si me lo permiten, me dispondré a hacer un backup de este modesto espacio. Permiso.


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