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viernes, 10 de julio de 2009

Sangrecitas sin transporte

Solución al paro: súbete a la tolva. La absurda paradoja del trabajo: combatir el paro subiendo gente a la tolva, amontonándola en containers o arrinconándola en una combi junto a 25 personas donde solo caben quince. El nuevo reglamento de tránsito específicamente busca combatir la inseguridad en las pistas o bajar la siniestralidad. Pero la ética de trabajo celebrada durante los paros fue la contraria: llegar a la chamba a como dé lugar, que es justamente lo que la cultura combi siempre nos ha dicho: que el fin justifica el medio.

Vivan los piratas. A falta de transporte formal los piratas llenan el hueco. Nuevamente periodistas de la mañana y autoridades celebran el empuje laboral peruano. Al día siguiente se dice que el paro fracasó, pero al menos en mi experiencia directa el del miércoles fue un día perdido: la gente que debía llegar nunca llegó. Hace unos años, según recuerdo, se decía que lo bueno de viajar por las rutas peruanas era que nunca faltaba un bus, un camión, un moto-taxi, una combi, una station-wagon con el que pudieses llegar a destino. Pero el precio a pagar por esa proliferación endemoniada es el desorden, la inseguridad y una impuntualidad de espanto. ¿Cuánto tiempo perdemos en commuting?

¿Nuevo reglamento destinado al fracaso? Tengo la impresión de que, en el largo plazo, el fin justificará los medios. Aún imaginándonos una Policía de impecable labor -o sea, que no coimee tanto- el empuje de trabajar como sea y al costo que sea -lo que se vio en el paro con gente capaz de viajar como ganado- terminará sobrepasando las reglas. El transporte es reflejo directo de nuestras ganas de trabajar, que son, a la larga, nuestras ganas de sobrevivir. ¿Se podrán controlar esas ganas? Lo dudo: ni siquiera el Ministro de Transportes pude prever que le iban a hacer un paro con su nuevo reglamento. "La cosa es sentarnos a dialogar", dice. Pero se dialoga mucho antes y fuera de cámaras, pues, no el mismo día del paro.

Ni siquiera en Miraflores. Como bien dicen los transportistas el nuevo reglamento nos afecta a todos. Incluso -o, sobre todo- a los viandantes. Miraflores está colocando a poco a poco semáforos inteligentes en su downtown, pero eso, si bien ha mejorado el flujo de los autos, no está dando seguridad a los transeúntes. El cruce de Benavides y Larco -que debería ser de rutina- sigue siendo un juego de frogger. Los autos se preocupan por sí mismos y punto, probablemente porque las campañas de concientización van dirigidas solo a conductores cuando en ellas se debería resaltar la relación transeúnte/vehículo motorizado. ¡Los de a pie tenemos prioridad! ¿Sabrá el alcalde cuánta gente camina en Larco y alrededores? Lo dudo, porque nunca lo he visto caminar por ahí. Los turistas son un buen termómetro de esta incertidumbre vial: cuántas caras asustadas se ven porque no se sabe si el auto volteará, no volteará, si tendrán la prioridad del pase, o no, etc.

Caminar es ahorro. Al menos en zonas céntricas como la miraflorina la prioridad del que camina debería ser total. La señalización debe estar dirigida a su seguridad, ¡no a que el conductor tenga menos papeletas! Hay cruces que son absolutamente imposibles y ningún transeúnte va a hacer valer el reglamento poniendo en juego su integridad física. Así que no queda más remedio que esperar a que todos los autitos sigan su ruta. O jugar frogger. Sin embargo, tímidamente Miraflores va poniendo en orden la casa. Ahora los taxis no pueden recoger o dejar pasajeros en Larco. Esto mejora el flujo y también obliga a caminar, lo que siempre será positivo. Si la gente detesta caminar no es necesariamente porque sea floja, sino por tiempo. Hay que saber caminar rápido. La alcaldía debe rescatar el valor de caminar. Es un chip cultural que tenemos que cambiar.

Culto al auto. El culto al auto me parece interesante y comprensible para las autopistas, las carreteras, las trochas o Nascar. Pero en la ciudad, en medio de una crisis de combustibles, de polución y de una humanidad cada vez más alerta sobre el ahorro energético, pues mas bien parece un atraso, una tara primitiva. Y aún con esas: ¡Lima vive su boom de SUVs! Alucinante. La SUV no es una herramienta que se esté adquiriendo por su utilidad, sino como símbolo de status. De ahí la increíble cantidad de bacanas y bacanos con lentes oscuros manejando solitariamente sus mioncas. Las mioncas se han convertido en la reacción privada a la tiranía pública de la combi en la pista local: más respeto, más prioridad, menos posibilidad de que metan su carcacha impunemente. Más grande, mejor. "¡Qué linda tu mionca! ¿A cuánto, ah?" (1)

Volvamos a la bici. Obviamente si vas con tu familia a Huachipa o a Cieneguilla todos los fines de semana la SUV te va a ser muy útil. Pero, con sinceridad, ¿qué onda con el resto de la semana? ¿Es necesario recoger a tu único nene que va al nido en una SUV? ¿Es necesario ir a la esquina con una SUV? Pero no requintemos: cada quien es libre de hacer lo que quiere. Finalmente, si el tránsito en Lima está próximo a su completo y final descenso a los infiernos será por una sola razón y una nada más: el transporte público no sirve. El usuario de las calles solo reacciona frente a ese abandono. El abandono promueve que se enrejen calles y que se celebren compras de mioncas todos los días en breves sms a los amigos. ¿Quién contaría que se acaba de comprar una bici para no contaminar más el planeta? "Eww", diría Alicia Silverstone.

Juega frogger aquí. Con este juego se podrá tener una experiencia casi real de lo que vive un transeúnte en las calles de Lima. Crazy Combi la vio mal. El héroe es el transeúnte.

Frogger made by Neave Games



(1) Con los precios del petróleo disparados hace un año se pronosticaba en EEUU la muerte de la SUV:

USA Today writes, "For a generation, pickups and SUVs have symbolized a rugged, oversized, no-holds-barred American lifestyle. Tuesday, automakers made it clear that consumers are hitting the brakes on their love affair with the hardiest, roomiest -- and thirstiest -- vehicles." According to USA Today, automakers expect the pickup truck to "trend back to its roots as the humble working partner of cowboys and contractors."

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