Me habia prometido postear diario, pero no se puede. No es trabajo, no pagan y uno antepone la obligación de verdad por sobre la falsa obligación. El papanatismo de la blogosfera que se celebra a sí misma me ha terminado asfixiando: gente que se hace la loca, que responde idioteces y que no explica nada. Mientras tanto tomaré medidas. Saco mi loguito de Perublogs -al que me había suscrito seducido por su promesa de trasladarme del no-ser al ser- y me resigno a esta especie de vida eterna en estado zombi virtual: ni vivo ni muerto, ni linkeado ni linkeando e ignorando adrede mucho del mamarracho político que vendió gato por liebre en la blogósfera. Tengo la confianza de ser leído por dos o tres personas y a ellos me dedicaré. La pregunta es, ¿y ahora qué? ¿Qué pasa si uno no se quiere volver comunidad?
Pues no pasa nada. Aquí no hay intención ni de conseguir chamba ni de aliarse ni de hacer collera. Hasta el momento, en la soledad, la cosa va bien. Lo que sí me preocupa es que más medios tradicionales sacan blogs: la revista de Magaly y La República, por ejemplo. Si no hay chamba en los medios físicos, ¿a cambio de qué está escribiendo cada vez más gente en los virtuales? Ay, mejor me voy a leer un poema de Vallejo.
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jueves, 15 de enero de 2009
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