Me reconcilié con FB reabriendo mi cuenta. Bajo el principio de que lo que importa es cómo uses la herramienta y no la herramienta en sí, algunas cosas de Bloodyhell serán colocadas en FB. He modificado una página que en principio era personal en una de acceso público. El fracaso de mi lado personal solo pudo sumar once amigos en poco más de medio año de inicio de cuenta, tal es mi carisma en vivo. Así que prefiero quedarme con mi persona pública. Me fuerzo a pensar que es más interesante.
El asunto es así: el blog soporta textos de mediana y larga extensión; FB las apostillas ligeras. Queda entonces establecida la dinámica. Twitter, en donde me llamaba "lacrita", será abandonado por pereza. Quise matar al monstruo desde adentro, pero no pude.
Advertencia: en FB no hay ni habrá ninguna información personal, ni fotos de mis fiestas, ni muecas en medio de una borrachera, ni múltiples signos de exclamación al saludar a esa vieja amiga que posa al lado de la Torre de Pisa con las manos abiertas como si estuviera resistiendo el peso del edificio en imagen postal de viaje europeo. Espero haber limpiado bien todo lo afectivo que en mi viejo FB merodeaba.
Bloodyhell sigue siendo un espacio amateur en toda la extensión de la palabra. Nadie le paga, nadie lo quiere, no es parte de ningún círculo y quizás sea muy tarde para entrar en uno. Pero esa empecinada alergia al mundo es su único capital aprovechable: hay libertad para opinar, subrayar lo que le parece bueno y dejar bien claros sus desprecios, que no son pocos. Y si hubiese algún cambio en este estado de las cosas pues será notificado prestamente. La verdad es que blogger está harto de los que se hacen publicidad, mejoran cada día sus estrategias de autobombo o no dan puntada sin hilo en sus linkeos. El personalismo asfixia cada vez más internet.
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