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miércoles, 6 de agosto de 2008

Pamuk y los accidentes en las pistas

Es un error pensar que no es posible sacar una moraleja de la racha de accidentes de tránsito en el Perú. Es más, se puede sacar hasta una novela. Solo que ya se hizo: La vida nueva (1994) de Orhan Pamuk es un libro extrañísimo, pero fascinante que con una arbitrariedad por momentos hipnótica mete a su protagonista en el laberinto de las pistas de Turquía -y dentro de lo que nosotros llamaríamos buses interprovinciales- en búsqueda del amor y, cómo no, del sentido de la vida. Este frenesí de la búsqueda es casi suicida por las altas probabilidades de sufrir un accidente. Al parecer, en Turquía, esto fue realmente un problema hace algunos años atrás.

Pero (spoiler alert) antes de convertirse en una road movie de delirio la historia empieza muy tranquilamente en un dormitorio y con la lectura de un libro crucial. El libro que le cambia la vida a Osman, el protagonista, estuvo antes en manos de una chica preciosa de la cual se enamora en la universidad. Si en Dante la "vida nueva" -a la que la novela hace referencia- empieza con la mirada de Beatriz que está a su vez conectada con la divinidad, en Pamuk el camino empieza con la lectura, con la idea de un libro que lo explica todo. El impulso del amor unido al impulso por leer -quizás sean lo mismo si el amor es apropiación- lleva la historia adelante, y a Osman a una aventura donde prácticamente todo es posible: conspiraciones contra el libro, el asesinato de un doppelganger, casualidades demasiado casuales, el encuentro con el autor del libro, la búsqueda del origen de un caramelo tradicional turco, la resignación del triunfo de Occidente sobre la cultura turca, etc. Quizás para algunos la historia no tenga ni pies ni cabeza -y en cierta forma no los tiene deliberadamente-, pero a diferencia de Rushdie -otro experto en narrar escenarios abigarrados- el lenguaje de Pamuk en esta novela se mantiene siempre sencillo. Por eso es casi imposible dejarlo apenas se empieza, como a mí me sucedió. Al final, Osman tiene su anhelado encuentro con el accidente último en la ruleta rusa de los viajes en bus, ese que supuestamente lo llevará a la "vida nueva" que para él empezó mucho antes, quizás sin darse cuenta. Un buen resumen de este viaje fantástico es esta cita de Dante que Pamuk pone en boca del protagonista: "Puse el pie en esa parte de la vida a la que no debe pasar aquel que pretende volver atrás". También es una buena explicación de las transformaciones que la lectura hace posible. O de la existencia misma: una vez nacido, no se puede volver atrás, y solo con la muerte, o minutos o segundos antes de ella, podemos darle un sentido a nuestros mojones vitales esparcidos sin ton ni son.

Turquía y los accidentes. Leí La vida nueva el año pasado, pero recién hoy me puse a rebuscar la relación entre los turcos y los accidentes recordando el argumento de la novela. En la búsqueda encontré este pequeño documento en PDF con algunos datos interesantes sobre cómo Turquía bajó su número de muertes en las pistas. Empieza con esta frase que cae como un bloque piedra:

Decreasing fatalities by 26.27% was not a coincidence. Turkey took necessary and important measures in order to reduce serious accidents.

El documento es un resumen de los logros turcos en la seguridad vial en el período 1995-2004. En 1995, un año después de la novela de Pamuk, el total de muertes en las pistas fue de 6,004. Pero, claro, de un total de 62 millones de turcos.

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