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lunes, 30 de marzo de 2009

La post-sala

Una buena nota de Dedomedio de hace dos años hacía un repaso comparativo de todos los directores técnicos que habían pasado sin éxito por el seleccionado peruano luego de España 82: el recuento iba desde Moisés Barack, en ese lejano México 86, hasta Freddy Ternero, hoy alcalde distrital, para el 2006. Después de lo de ayer otro nombre se suma: el de "Chemo" del Solar.

Con ayuda del artículo, a primer vistazo se aprecia que en la mayoría de procesos clasificatorios siempre hubo cambio de técnico a medio camino. Es decir, que en la mayoría de procesos se contó con dos DTs:

México 86: Moisés Barack y Roberto Challe
Italia 90: José "Pepe" Macía y Percy Rojas
EEUU 94: Vladimir Popovic (empezó y terminó; según lo cuenta Dedomedio, en ese proceso quien renunció fue Chemo del Solar, entonces jugador, por no sentirse cómodo. Interesante dato.)
Francia 98: Juan Carlos Oblitas (empezó y terminó; fue el que estuvo más cerca de la clasificación)
Japón-Corea 2002: Franciso Maturana y Julio César Uribe
Alemania 2006: Paulo Autuori y Freddy Ternero

Para estas eliminatorias pasará lo mismo. Es probable que José del Solar renuncie luego del partido con Brasil este miércoles y que otro entrenador asuma, con lo que terminaríamos nuevamente con dos entrenadores para un solo proceso. ¿Quién podría aceptar tal encargo?

No vi el partido ayer porque ayer se inició mi movimiento unipersonal anti-fútbol. Pero lo que sí suelo ver muy interesado son los comentarios sobre los partidos importantes en la noche, en lo que se denomina la "post-sala". Ayer pude ver a Trisano, a la Pepa, a Núñez, etc. cada uno con su relato y su versión. Y si bien todos podían dar cuenta del partido, sobre lo que falló o lo que fue inevitable, creo que nadie supo decir qué cosa había que hacer con la selección a partir de ahora. También escuché a Bayly y a Tongo. Estuvieron divertidos. 

Por supuesto, yo tampoco tengo una respuesta. Lo que sí tengo más o menos claro que en el Perú existe la más que suficiente cultura pelotera como "producir" jugadores con talento en bruto. Los jugadores, como dice la jerga, de "categoría internacional", no nacen, se hacen. Y solo se hacen aumentando la competitividad. ¿Cómo lograr eso localmente o por dónde empezar? No sé. La Pepa decía ayer: "ya todo se ha inventado", dando entender que en esto del fútbol no hay misterios y que tenemos una gallina de huevos de oro que nadie se anima a hacerla rendir. Por ejemplo, me pareció increíble que ayer el estadio rebalsara de gente solo movida por una "ilusión" con ingredientes xenófobos o, para decirlo amablemente, con espíritu de revanchismo regional. Es pura cultura pelotera (aunque Carlos Alberto Navarro mencionó la "inflada" publicitaria de los medios). Ayer los que no fallaron fueron los aficionados.

Hoy Angel Cappa, técnico de fútbol, escribe en Deporte Total y propone varias cosas para la selección de las cuales rescato lo siguiente:  

1) Lo primero que se requiere es una reunión con todos los presidentes de los clubes profesionales, la FPF e instituciones implicadas, técnicos y jugadores, y darle prioridad a la selección con un plan de trabajo a mediano y largo plazo.

2) Entrenadores capaces, con la sensibilidad necesaria para entender el significado del fútbol en la sociedad y el estilo del fútbol peruano. 

Me gustaría tomar la primera idea de Cappa, pero partiendo desde este punto de vista: no hay que olvidar que el fútbol es, sobre todas las cosas, espectáculo y negocio. Y, por lo vivido hasta hoy, queda muy claro que, de todos los espectáculos que se esperan con ansiedad, ganas e ilusiones, los partidos de la selección son prioridad A-1 para el bolsillo aficionado. Es la única afición que no se pierde -salvo para este blogger-, que no se agota, que no se aburre, que no se desgasta, que se renueva a cada rato. Entonces, si la selección debe ser prioridad no es porque haya que ponerse la mano al pecho, sino porque, a la larga, es sumamente conveniente. Esa afición es contagiosa, viral, fanática. Absurda, claro, pero rentabilísima. Es el gran negocio de una bandera nacional, de un "sentimiento". O mejor dicho, es la privatización de una bandera y de un "sentimiento" que hemos aceptado felices y sin mayores contratiempos porque apela a nuestra irracionalidad resultadista. No aprovechar tal circunstancia mejor -pecuniariamente, socialmente- sería realmente ridículo. 

El punto dos de Cappa también es esencial: un entrenador que entienda el significado del fútbol en la sociedad. El DT es también un relacionista público, o sea, un tipo que debe entender al aficionado. Porque el DT no le debe responder a los periodistas, sino a los aficionados (los periodistas no pagan entrada). Las conferencias de prensa "técnicas" son aburridísimas y las puede hacer cualquiera. Pero hacer del seleccionado una causa social es cosa de líderes. ¿Cuál de todos los técnicos de arriba fue un líder, o sea, alguien que no se ahogó por la marea de los medios y el ánimo volátil de la opinión pública vía malos resultados? Barajen sus respuestas.

Pero ese camino es, quizás, más gaseoso y espinoso. En realidad, si se ve a la Selección como un gran espectáculo creo que las cosas se aligeran, se vuelven más concretas, menos dramáticas, y no como ayer, en donde ya nadie sabía cómo manejar el estupor o esconder la cabeza. Si la Selección tuviese la gerencia de KISS -ejemplo de coyuntura-, otro sería el cantar: un maquinaria perfectamente engrasada que asegure espectáculo todos los años y en todos los partidos y que mantenga a la hinchada fiel a su propia mitología. Pero el espectáculo empieza en la cancha y con los jugadores. No con las bombitas distractoras de Magaly TV y sus misérrimos ampays. Es increíble cómo los que mueven los hilos del fútbol se están dejando arrebatar una afición.

En fin. Estos fueron mis cinco minutos de nostalgia futbolera: la que viví de niño con Argentina 78 y España 82. Al final del post volverá el cascarrabias de siempre, el que puede vivir sin fútbol tranquilamente. Es posible: está comprobado.





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