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viernes, 13 de febrero de 2009
Tus hijos y Darwin
Una de las ideas más controversiales, urticantes y preocupantes de Richard Dawkins es cuando, en su libro The God Delusion, arguye que no existe tal cosa como un "niño católico", un "niño musulmán", un "niño protestante", o un niño de cualquier otra religión. ¿Por qué? Porque los niños no nacen con su religión bajo el brazo, ni con el 666 inscrito en la mollera. Esta obviedad tiene algunas consecuencias que puede provocar algunas pesadillas.
¿Qué quiere decir Dawkins finalmente? Que si existen niños que van a la iglesia, a la mezquita o a la sinagoga es por la directa y vertical influencia y educación de sus padres. Los niños, dice Dawkins, vienen cableados para obedecerlos y creer todo lo que les digan. Cualquier pareja de padres, creo, podrá constatar esa verdad. Entonces, ¿qué sucede cuando un padre le dice a su ñaño que, por ejemplo, el infierno existe, que hay un par de ojos que lo vigilan todo el tiempo, que si no confiesa sus pecados su alma se pudrirá o que la mejor forma de que las cosas le salgan bien es rezando? Para el etólogo la conclusión es demasiado evidente: estamos ante un caso de abuso psicológico de menores.
Es difícil leer esas páginas de Dawkins sin pensar en todas las flechas que salen disparando, sobre todo a la crucial responsabilidad de los adultos en general y de los padres en particular. A mí me pareció apabullante. Pensé en mi propia infancia y pude recordar que la religiosidad de mi familia felizmente era tan laxa que muy probablemente no hizo un gran efecto en mí. O quién sabe: quizás esa laxitud pudo ser quizás -en un mundo mejor- una actitud más proactiva, más interesada o más informada, de manera que me hubiese ahorrado esos años que me tomé para sacar todo el desmonte de mitos, fantasías y pseudociencia de mi pequeño universo cerebral y dedicarlos a construir algo mucho más interesante y, sobre todo, verdadero. No se culpe a nadie. Pero lo indudable es que la posta de la responsabilidad ahora la tengo yo y no podré soltarla jamás.
Es probable que para algunos Dawkins haya cruzado grandes líneas sagradas: esas que le otorgan a los padres el derecho total de educar a sus hijos como quieran. Las leyes protegen a los menores de las tandas físicas. Pero, ¿qué de las ideológicas? Muchos dicen que el ateísmo es un "fundamentalismo" más. Pero, ¿cómo puede ser "fundamentalista" informar lo mejor posible a un infante? Desde los siete u ocho ya preguntan de dónde vienen las cosas. ¿Qué vas a decir? ¿Qué todo lo hizo una voz imponente en seis días? ¿O le hablarás de la evolución, de que él y el simio moderno tienen un ancestro común, de que en realidad todas las cosas vivas están relacionadas genéticamente? ¿No le parece curioso que ella tenga dos ojos y una boca y su gato también? Seguramente preguntará si Dios existe. ¿Estás preparado para decirle que eso piensan algunas personas, pero que muy probablemente no exista nada, que estamos completamente solos?
No sé tú, pero yo sí.
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